Encontrando la locura

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Angustiado por la situación me dirigí a preguntar a la gente del pueblo cómo podía regresar a casa de Zoe y su familia, pero nadie sabía quién eran ellos, los Quinegos.

-¿Cómo es posible que en un pueblo tan pequeño, la gente no se conozca entre ellos?- Pensé, y así fueron pasando las horas, sintiéndome completamente perdido, abatido y cansado hasta que un joven se acercó a mí.

-Parece que tienes problemas muchacho ¿puedo ayudarte en algo?

Aquel chico me transmitía un peculiar sentimiento de desconfianza, lo cual me hacía pensar que no era una buena idea hablar con él, pero a la vez parecía que supiera todo sobre lo que yo quería saber, sentía que aquel chico me conocía y no solo a mí, sino toda mi historia.

-Estoy buscando el camino de regreso a casa.

Sinceramente dudé entre decirle la verdad o no, pero mintiendo tampoco iba a ganar nada, así que le dije la verdad.

-Bueno, no es de extrañar, todos buscamos un camino, una seguridad, sentirnos a salvo...

Entonces el joven empezó a reír como si estuviera teniendo un ataque de locura.

-Yo mismo sigo buscando ese camino pero ¿cómo sabemos si el camino que elegimos es el correcto? No hay forma de saberlo, nunca lo sabrás- Entonces él volvió a reír de nuevo, pero ésta vez de una manera algo más discreta, como si fuera un suspiro, como si la risa se le hubiera escapado sin querer- Yo no puedo elegir por ti chico, pero puedo acompañarte en tu camino, quizás ese sea el mío también, o quizás no ¿quién sabe?...

Aquel extraño estaba hablando de manera melancólica, cómo si hubiera sufrido mucho, cómo si no tuviera nada que perder en la vida, como si estuviera tan confuso y perdido como yo, entonces sentí una punzada en el pecho, clavé mis ojos en él y me vi reflejado en sus ojos azules grisáceos, él me devolvió la mirada y me sonrió de manera burlona, de pronto se puso a caminar dándome la espalda y dando pequeños saltitos, como si de pronto estuviera contento y bailara por ello y mientras, empezó a canturrear una canción en un idioma extraño:

"Sel derruk l'hesfääs

denem laissa

denem fairra

sel derruk l'hesfääs

denem Aima

Aima den..."

-Espera, eso que acabas de cantar...- Le interrumpí bruscamente.

-Oh, es una vieja canción ¿por qué, te gusta?

El chico hablaba mientras seguía caminando y saltando como un conejillo, ni si quiera se paró o se giró para contestarme, así que tuve que ir detrás de él para poder oírle mejor.

-No es eso... has dicho algo sobre los Aima...

Entonces él se paró, se giró lentamente hacia mí e inclinó su cabeza lentamente mientras entrecerraba sus ojos para observarme mejor, esa postura suya me recordó a la manera en que te miran los perritos que parecen que te estén entendiendo cuando les hablas.

-Vaya qué curioso, ¿los conoces?

Se fue acercando a mí cautelosamente mientras me señalaba con su dedo índice, seguía mirándome fijamente, como si estuviera rebuscando algo dentro de mi cabeza, luego entrecerró más aun sus ojos y chasqueó la lengua

- Ten cuidado, quizás no sea bueno que andes por ahí hablando de ellos...

- ¿Son peligrosos?- Titubeé - Cuéntame todo lo que sepas sobre ellos.

-Aaaah- Suspiró- Será mejor que no sepas nada.

De pronto su rostro dejó de reflejar esa apariencia de locura y teatralidad y mostró una dura seriedad y por contra de lo que había pensado al principio, ahora parecía mucho más mayor de lo que aparentaba.

-Necesito que me cuentes todo lo que sabes, creo que no podré encontrar un camino si no encuentro información sobre los Aima.

-¿Tan importante es para ti saberlo?

-Sí.

-Y ¿qué estás dispuesto a hacer por tal información?

La pregunta hizo que se me escapara una sonrisa y por primera vez vi en su cara reflejada la curiosidad, como si fuera un niño.

-Estoy aquí atrapado sin poder volver a casa, estoy perdido, confuso y creo que la única ayuda que podía tener se ha desvanecido esta noche, así que creo que tengo poco que perder.

Aquel hombre, que ahora volvía a parecer un chico joven, volvió a reír de nuevo de manera descontrolada, colocó su mano en el estómago y se inclinó enfatizando aún más la gracia que le hacía oírme.

Sí, me ofendió, sentía que se reía de mí y eso me enfurecía ¿Cómo se atrevía a reírse de mí en mis propias narices? Apreté los puños y sentí como la paciencia me abandonaba y era sustituida por la ira, me abalancé sobre él y con todas mis fuerzas le propiné un puñetazo en la cara. Pero él fue más rápido que yo y paró el golpe con su mano, lo hizo como si hubiera cogido una delicada y suave pluma, como si mi golpe no fuera más que una débil caricia. Entonces aproximó su frente junto a la mía y me miró desafiante, y sin borrar su sonrisa de su boca me dijo

-Soy Usmev, Usmev Nervov, y si quieres encontrar tu camino sígueme y reza por mantenerte con vida.

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Bueeeeeno a aparecido un nuevo personaje que va a dar mucho juego!!

Personalmente Usmev me gusta mucho, tiene mucho carisma, personalidad y misterio a la par que es divertido y se le coge cariño <3

Espero que os esté gustando el rumbo de la historia >__<

Una vez más muchas gracias por leer y por vuestras estrellitas que me dan la vida <3

Os espero en el próximo capitulo!!

Os quiere,

Chachiosa.

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