-Creo que es suficiente por hoy.
Rick dio un gran suspiro, frotó sus manos en sus pantalones tejanos para limpiar su sudor y me miró con tristeza. Yo no tenía ni idea de qué debía de decir ahora, seguía sin entender muchas cosas, de hecho estaba más confundida y aturdida que antes. Me habían enseñado a mantenerme alejada de los Aima, de que ellos eran malvados y querían hacerme daño, pero según lo que contaba Rick, había algo por encima de ellos que era aún más fuerte y poderoso, ¿Quién es el enemigo entonces?
-Lo siento- dije en un leve susurro, lo dije tan bajito que sospeché que quizás solo yo lo había oído.
Rick bufó y sonrió con desdén, cómo si le doliera que sintiera lástima por él.
-Ya no importa, eso es parte del pasado, lo único que me importa ahora es el presente para recuperar mi vida y construir un futuro, por eso estás aquí.
Recordé lo que Rick me había hecho anteriormente, había tratado de asfixiarme con sus propias manos y había mandado a Tanisha para perturbarme, y a saber a cuánta gente más mandaría hasta que consiguiera sacar algo de mí. Era cierto que sentí lástima por Rick, pero mi vida corría peligro y no podía bajar la guardia, en cualquier momento podrían deshacerse de mí, tenía que ir con cuidado.
-Trata de descansar un poco y concéntrate en darme lo que quiero, que te cuente todo esto no significa que te tenga algún tipo de afecto, estás aquí por un motivo y si no lo consigues te mataré, de eso no tengas ninguna duda.
Rick se levantó de mi camilla y caminó pesadamente hacia la puerta.
-Todavía no entiendo muchas cosas. No sé qué quieres que te dé, ni cómo.
Cada vez estaba más desesperada, no veía ninguna salida a esa situación, no tenía posibilidades de sobrevivir.
-Tú eres la única capaz de hacer volver a la gente a este mundo, así que si ni tu misma lo entiendes, yo no te puedo ayudar.- Rick me miró con soberbia durante unos segundo, como si esperara a que yo le dijera algo.
-No sé si será verdad o no, pero creo que sé lo que necesito para traer de vuelta a la persona que quieres.- La verdad es que solo tenía indicios o suposiciones, ni si quiera tenía la certeza de saber cómo traer a alguien a este mundo, pero necesitaba tiempo y quizás podía conseguirlo dándole esperanzas.
Rick alzó las cejas en gesto de sorpresa y chocó animadamente las palmas de sus manos. Por primera vez vi en él una amplia sonrisa. Con gracia se fue acercando a mí hasta quedarse junto a mi camilla.
-Eso está mejor Zoe- Rick acercó sus dedos a mi mejilla hasta posarlos en ella y me acarició con suavidad- Si cooperas así, todo saldrá mejor y nadie resultará herido ni... muerto.- De nuevo me dejó ver su amplia sonrisa con perfectos y alineados dientes blancos.
De pronto se escuchó un par de golpecitos secos que provenían del otro lado de la puerta. Ésta se abrió segundos más tarde y pude ver a Kenzo entrar en la habitación con una bandeja en sus manos. Automáticamente me empecé a revolver en la camilla, el asesino de Theron y aquel que había intentado matarme en varias ocasiones, aquel que me trajo a este espantoso lugar estaba ahí plantado delante de mí. Comencé a respirar de manera intermitente por los nervios y la ansiedad que me provocaba ese hombre y a agarrar con fuerza las sabanas de la camilla. Quería alejarme de él, quería que su existencia acabara en ese momento.
Seguí mirándole atenta, esperando alguna burla por su parte o cualquier intención de hacerme daño, pero el Kenzo que estaba en esa habitación no era el mismo que había visto anteriormente. No había ni un ápice del Kenzo burlón, sarcástico, cruel e insensible, no había maldad en su mirada ni una sonrisa fría. Lo observé detenidamente, tenía la mirada vacía y clavada en el suelo y un semblante inexpresivo. No reía ni ofendía con sus palabras, como si fuera otra persona o tuviera otra personalidad.

ESTÁS LEYENDO
Mundos paralelos
Fantasía"Siempre parecía distante... como si todo lo que pasara a su alrededor, no fuera con ella, era distinta, ella era... especial." Ésto es lo que pensó Zeth cuando vio a Zoe por primera vez, pero ¿la volverá a ver? y¿qué secretos tan profundos esconde...