Perdidos

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Haize corrió a sujetar con fuerza el cuerpo de Zeth para que dejara de sufrir convulsiones, pero tuvo que ser ayudado por Athan ya que Haize no podía apaciguar a Zeth él solo.

Yo me quedé en el umbral de la puerta, estaba mirando la escena aterrorizada, con lágrimas en los ojos y sollozando, hasta ese momento me agradaba la idea de que Zeth pagara por el daño que me hacía, pero ahora que lo veía sufrir, no podía mantener la mirada en su cuerpo que tiritaba y se retorcía, y sus gemidos rompían mis tímpanos a la vez que me rompían a mí por dentro. Apreté mis manos contra mi pecho, sentía como el corazón me latía tan fuerte que me hacía daño, me temblaban las piernas y ese mismo temblor fue subiendo hasta apoderarse de todo mi cuerpo. Ya no me podía sostener de pie, así que me dejé caer, como si mi cuerpo estuviera vacío, como si mi alma ya hubiera desaparecido, temblorosa aún solo pude mascullar.

-¿Qué está pasando? ¿Qué le pasa?

A pesar de que Zeth no era exactamente Theron, no podía ver cómo le "volvía a perder" aunque no fuera él por completo, esta situación era como volver a ver morir a Theron.

Todas las miradas fueron depositadas hacia mí, nadie se había percatado de mi presencia antes, Dionne se acercó a mí, que me encontraba tendida en el suelo, pero mientras mi madre se iba acercando yo me iba alejando y volviéndome hacia atrás, evitando así el contacto con ella, esquivándola y retrocediendo. Giré la cabeza y fijé la mirada en la puerta de la habitación de Ametz, miraba esa puerta suplicando ayuda, pero no lo hice, no me atrevía a pedir ayuda mi hermano que no había salido de su habitación.

-Ba... bast...- Mi garganta se había convertido en una roca, seca dura y áspera y no me dejaba articular palabra alguna. Quería chillar, quería maldecirlos a todos, quería huir, quería desaparecer, pero no podía hacer nada, otra vez el miedo, la impotencia, la debilidad, de nuevo me quedaba mirando como alguien moría sin yo poder hacer nada para evitarlo.

-¿Qué te ocurre cielo? Tranquilízate, Zeth está bien, no pasa nada, cálmate, él se va a poner bien

Mi madre intentaba consolarme, al final consiguió acercarse a mí y abrazarme, yo escondí mi cabeza en su pecho y grité.

-Basta... ¡Basta yaaa!- Grité tan fuerte que era imposible que alguien no me hubiera escuchado, incluso el fuerte viento no se atrevió a repicar a las ventanas. Mi voz seguía retumbando por toda la casa y cuando se disipó, lentamente el silencio reinó en toda la casa.

Zeth había dejado de gemir, también de temblar y de sudar, por fin se había tranquilizado y su cuerpo parecía volver a la normalidad. Pensé que de alguna manera él había podido oírme, y su cuerpo se había tranquilizado, o quizás solo fuera casualidad, de todos modos después de unos minutos, cada uno de los miembros de la familia se fueron a sus habitaciones a descansar ya que todo estaba bien de nuevo, Zeth no se había despertado y seguía durmiendo plácidamente. 

Yo me quedé unos minutos allí plantada, junto a su cama mientras le observaba, Zeth tenía la piel tan pálida como Theron, su pelo castaño claro caía sobre su frente y sus orejas de la misma manera que a Theron, su perfil, su fina nariz, sus largos y finos dedos, su piel fina, incluso compartían las mismas pecas. ¿Cómo podía ser posible tener a la persona más importante de tu vida tan cerca y a la vez tan lejos? ¿Debía olvidarme de todo y darle una oportunidad? Quizás quien necesitaba una nueva oportunidad era yo misma, perdonarme a mí y a los demás, superar mi pasado, darle la espalda a la tristeza y crecer, madurar y empezar a vivir una nueva vida, una feliz y completa.

Decidí dejar a Zeth descansar solo, aunque siendo sincera me moría de ganas de colarme en su cama y abrazarle, volver a sentir la piel cálida junto a mi cuerpo, seguramente me sentiría igual de bien que tiempo atrás, aun así tuve que volver a mi habitación.

Me tumbé en la cama boca arriba, me tapé los ojos con el brazo derecho, posé mi mano izquierda sobre mi pecho y noté cómo el corazón me seguía latiendo fuerte y rápido, como si quisiera escapar de esa cárcel llamada cuerpo, y mientras intentaba asimilar todo lo ocurrido y tratar de ordenar mis sentimientos y mis pensamientos me dormí antes de que pudiera tener las ideas claras sobre la situación.

La luz acariciaba el rostro de Zeth, los rayos del sol ya habían salido, una gélida ráfaga de aire despeinó sus cabellos ahora dorados por la luz del sol, ya hacía dos horas que caminaba sin saber hacia dónde dirigirse, su mirada estaba perdida, parecía un cuerpo sin alma, tan solo caminaba, no era consciente de nada, en su mente solo se repetía un y otra vez las palabras que Ametz le dijo la noche anterior "no te acerques a ella".

Después de caminar durante una hora más, Zeth volvió en sí, para entonces no sabía dónde estaba ni por qué se encontraba fuera de la casa de los Quinegos, confuso miró a su alrededor, tratando de reconocer cualquier cosa que viera, pero nada le resultaba familiar, estaba perdido y ni siquiera sabía dónde, ni cómo volver a su casa o a la de la familia Quinegos.

Zeth giró sobre sí mismo, y caminó en dirección contraria, tratando de volver tras sus propios pasos, aunque la cosa se complicaba cuando aparecían más de dos o tres caminos.

-Es imposible, no lograré volver a casa nunca, pero, ¿cómo he llegado hasta aquí? y ¿por qué no recuerdo nada?

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Buuuuenoo.... Después de más de un mes he vuelto!

Espero retomar la novela y la motivación y la rutina de escribir poco a poco, que después de tanto tiempo me da algo de pereza ^^' (perdón, perdón)

Espero que os haya gustado el nuevo capitulo y que os alegréis de mi regreso y del regreso de Zoe y Zeth ( <3)

Muchas gracias por leer y nos vemos prontooo!!! :D :D



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