Epílogo.

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La joven de cabello castaño llevaba unos ajustados pantalones de jeans, una camiseta que se apegaba a cada pequeña parte de su delgado cuerpo y unas botas que le llegaban un poco más arriba de las rodillas. Sus ojos decorados con un hermoso brillo azul y una sonrisa que nadie había visto hacía un largo tiempo en su bello rostro.

La anciana mujer la acompañaba, con aquel peculiar cabello rubio y sus azules ojos que le daban mucha similitud con la delgada muchacha a su izquierda. Ambas tenían sus brazos enredados, la fragancia de su perfume era algo delicioso y fuerte para las demás personas que pasaban junto a ellas.

Chantal llevaba un pequeño sobre en sus manos, se veía emocionada por ver a Ashton aquel día y las adorables arrugas que se formaban debajo de sus ojos cuando sonreía, confirmaban aquella teoría. Su abuela Sally cargaba a su pequeño hijo de apenas dos años, quién estaba muy emocionado por hablar con su padre después de aprender unas cuantas palabras las cuáles le ayudaban a comunicarse casi perfectamente con los mayores.

Ian había resultado ser un niño demasiado inteligente para la edad de dos años, pasaba un gran tiempo viendo canales infantiles que le enseñaban muchas cosas... incluso había desarrollado un gran talento a la hora de diferenciar colores. La ausencia de su padre lo había afectado más de lo que su madre pensaba, ella solía pasar todo el día acompañando al niño en su crecimiento para que intentara olvidarse de todo lo demás. Ellos eran felices juntos y desde los últimos cuatro meses en los que Ashton permaneció en prisión, se unieron más que nunca; formando un lazo irrompible de madre-hijo.

Ashton, por su parte, había comenzado a poner en duda todo sobre su vida... estaba desarrollando una paranoia muy grande con respecto a Chantal. Él pasaba horas preguntándose que se encontraba haciendo en esos momentos su sensual esposa y presumiéndola frente a los demás hombres en la prisión; Ashton creía que su chica estaba pasando tiempo con alguien más allá afuera mientras él se pudría entre cuatro paredes.

Aquella tarde, Chantal se sentó junto a Ian frente a aquel vidrio que la dividía de su novio. Él se veía extraño, parecía tener malas noticias para ella.

—Ashton, mi amor —Ella soltó, consiguiendo que él esbozara una sonrisa.

—Papi —Ian golpeó el vidrio con sus manitas. —Mami quiero abrazar a papi.

—Papi quiere abrazarte también, pequeño —Él contestó. —Pero no puedo, estoy atrapado aquí... justo como las princesas en esos castillos. Sólo que no me custodia ningún dragón y no vendrá nadie a rescatarme.

Aquellas palabras sorprendieron a Chantal, quién decidió soltar un suspiro.

— ¿Cómo están las cosas allí fuera? —Le preguntó, ella hizo una mueca.

—No tan bien, las cosas no son lo mismo sin ti a mi lado —Respondió. —Te necesito más de lo que crees, Ashton... me he convertido en una loca dependiente de ti, ahora parece que no puedo subsistir sin ti a mi lado.

—Yo tampoco puedo subsistir sin ti, preciosa —Ashton posó su frente contra el vidrio, suspirando. Esto consiguió que el vidrio se empañara y con su dedo índice dibujó un corazón. —Pero debes aprender a vivir sin mí.

—Sólo son veinte meses más, Ashton —Ella se encogió de hombros, golpeando la madera con sus largas y decoradas uñas. —Veinte meses más en los que volveré a verte, a abrazarte y a demostrarte cuán difícil es la vida sin ti a mi lado.

—Estar aquí dentro me ha hecho pensar las cosas muy enserio —Ashton comentó, sin tomarle mucha importancia al comentario de su novia. —No me agrada ser cursi, lo sabes a la perfección... pero he llegado al límite. Creo que esta no es la vida que esperé para ti o para Ian, jamás busqué que ambos estuvieran pasando por un infierno por aquellos estúpidos mensajes que le envié a Katherine solo para protegernos. Sólo quiero que sean felices no importa si yo formo parte de su vida o no, quiero verte sonreír y que esa sonrisa sea sincera. Quiero lo mejor para ustedes dos, las dos cosas más importantes en mi vida.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora