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Desperté y lo primero que hice fue tomar una ducha, tomé una camisa de color negro, mi falda de tubo roja, una chaqueta de cuero que había comprado en un viaje a Nueva York y mis tacones favoritos de Louboutin. Apliqué una ligera capa de maquillaje y decidí dejar mi cabello suelto, guardando una gomilla en mi cartera por si a caso.

Aquella mañana hacía algo de frío, así que después de duchar a mis pequeños, los vestí con el abrigo suficiente como para que no pescaran un resfrío aunque era algo ilógico resfriarse en primavera... mejor prevenir a que lamentar. Preparé el bolso con los elementos necesarios para su mañana en casa de la bisabuela Sally y bajamos hacia la planta baja, invité a los tres hombres a desayunar con nosotros.

No tenían la apariencia a la que estaba acostumbrada, Jeremy tenía el cabello negro y vestía una camisa de tela raso negra con unos elegantes pantalones a juego; Patrick era pelirrojo y llevaba unos jeans negros y una simple camisa blanca. Daniel era el castaño de ojos avellana, traía puestos unos pantalones de jean con una camisa simple y un blazer negro sobre ésta. Los tres me agradecieron la hospitalidad y les ofrecí que podían marcharse a sus casas para descansar un rato así podían estar más tranquilos durante la noche.

Después de aquel desayuno, subí a mis hijos al automóvil y nos dirigí hacia la casa de mi abuela. Ella los recibió con una sonrisa, pero eso no le bastó a Sydney quién había comenzado a llorar después de que la dejara en los brazos de su bisabuela. Dejé un pequeño beso en la frente de mis dos pequeños y me subí una vez más al coche para conducir lo más rápido que me permitía la velocidad máxima de la autopista hacia la empresa de Chadwick.

—Muy buenos días, Chantal —Derek me recibió con una brillante sonrisa, besando mi mano en un salido poco normal para ambos. —Al parecer no son tan buenos para ti, ¿No?

—Ha sido una larga noche —Reí. —Qué raro verte por aquí...

—Necesitaba hablar contigo —Suspiró, tomando mi brazo mientras ambos nos dirigíamos hacia su oficina. — ¿Crees que este sábado en la noche podrás venir conmigo a un evento? Básicamente se tratará sobre moda, creí que tú eras la persona apta para venir porque eres muy elegante y tienes clase... quiero que mi empresa comience a expandirse a diferentes ramas y de crear una línea de ropa, me encantaría tenerte como diseñadora general; creo que tienes mucho futuro en la industria de la moda y con un poco de dinero podríamos crear una marca de ropa de clase media y gran calidad.

—Oh, me encantaría pero mis hijos y yo solemos pasar todo el fin de semana juntos —Me encogí de hombros, pero Chadwick sonrió.

—Puedes traerlos con nosotros, será divertido. Además, ¡Puede que tomemos una línea para bebés e infantes! —Exclamó con alegría. —Por cierto, ¿Quién es ese hombre que está allí?

Chadwick señaló a Daniel y le hice un gesto con mis manos, indicándole que lo conocía. No creí que mi abuelo hablara tan en serio a la hora de poner a alguien detrás de mí sólo por protegerme.

No estaba muy segura de si sería una buena idea acompañar a mi jefe a aquel evento, estaba al tanto de lo que él hablaba y sabía que era uno de los programas más famosos aquí en Sídney; pero este era mi empleo y muchas veces influía mi comportamiento... renuncié y decidí volver como perro arrepentido y me aceptó, era lo mínimo que podía hacer. Sin contar que recibí un asenso.

El día avanzó con lentitud y yo no podía dejar de pensar en qué demonios iba a decirle a Ashton en cuanto estuviéramos cara a cara. Después de un maldito año aparecer y decirle sin más vueltas "¡Hey! Quiero que sepas que además de ser padre de Ian ahora tienes a una niña a la que llamé Sydney espero que no te moleste que haya decidido ponerle tú apellido pero tu madre literalmente me obligó a hacerlo. ¡Eso es todo, adiós!" definitivamente no era lo que quería. Pero tampoco se lo podía ocultar toda la vida, Ian merecía pasar tiempo con su padre al igual que Sydney.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora