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37.

Punto de vista de Ashton:

Me había quedado solo pensando hasta que el sueño invadió mi cuerpo y no pude soportar estar un minuto más de pie.

Ella duerme como un ángel, puede ser más que un ángel cuando se duerme. Sus azulados ojos se cierran y sus pestañas demuestran que son muy largas y bonitas. Abre ligeramente su boca, a veces, e incluso logré oírla hablar dormida. Su voz es como una especie de droga, tan suave y calmada.  Su risa es una melodía que nunca antes había oído, pero en simples palabras, se ha vuelto mi cosa favorita en el mundo.

Me despierto en el mismo lugar que la noche anterior y ella ya no está a mi lado. Puedo verla caminando en la sala, con un sexy vestido rojo, ajustándose a sus curvas y resaltando su trasero como ningún otro vestido antes lo había hecho. Tiene algunos detalles de encaje y  deja a la vista sus largas y contorneadas piernas. Sus labios están cubiertos por una gran capa roja de labial, el color resalta sus ojos. A medida que me acerco a ella, su dulce perfume llena mi nariz, al parecer está usando uno diferente, este es más frutal que el que acostumbra usar.

La abrazo por detrás y ella ríe, al notar mis labios en su cuello.

—Buenos días, idiota. —Gimotea.

—¿Idiota? —Le pregunto, alzando mis cejas. —¿Ya tienes que irte?

Mira su reloj y asiente con la cabeza.

—Ahora no necesitaré que me lleves. —Sonríe orgullosa. —Me he comprado mi propio auto, ¡Un Prius!

—Lo sé, lo he visto en el estacionamiento. Es bonito, felicitaciones.

Me sonríe y chequea la hora, su ceño preocupado aparece y besa mis labios rápidamente, en modo de despedida. Su pequeña figura desaparece por la puerta.

Luego de que me había duchado y cambiado mi mugrosa ropa, el idiota de Gale me llama.

—Gale. —Rápidamente respondo.

—Irwin, me alegra que hayas respondido con esa rapidez. Necesito verte ya sabes dónde, en media hora. ¿Puedes?

—Claro que puedo, estaré allí. Adiós.

Mis llamadas suelen ser cortas, pero no soporto oír a Gale, es un viejo idiota. Tomo mi auto y conduzco rápidamente por las calles apestadas de gente de Sidney, ¿Cuándo salí de un agujero como Las Vegas para meterme en Sidney? No me quejo, este lugar es más habitable de lo que puede ser Nevada, pero... extraño vivir allí, apuestas, alcohol, drogas... mujeres por doquier. Pero, aquí me tienen, con Chantal y un intento de relación que lleva tan solo un mes y tres semanas.

Saludo a los grandotes de la puerta, aquí todos me conocen. Gale está en su oficina, al final del pasillo.

Su cabello gris no llega a cubrir completamente su cabeza, sus gafas de pasta cubren sus ojos por completo, trae el chaleco típico que un anciano utilizaría y sus pantalones color kaki. Él es la última persona de la que sospecharías para decir que es un magnate multimillonario que está encargado de derivar las drogas desde Sidney a todo el país y también el mundo. Yo sólo soy su matón, el que se encarga de saldar las deudas de los que no quieren pagar. Arrancándoles la vida, sin piedad.

—Siéntate, Ashton.

Siempre que me llama por mi nombre, es porque algo anda mal. Muy mal.

—¿Qué ocurre? Ve al grano, sin rodeos. Así nos ahorramos tiempo.

—Bueno... es que, hay alguien tratando de matarte. —Suelta. —Y también a tú novia, que aún no conozco.

¿Por qué debe recordarme que no conoce a mi novia cada dos minutos? No quiero que la conozca, ni que se meta en mi relación con Chantal. Ya he tenido suficiente con tener que soportar a Charlotte entrometiéndose entre nosotros dos, pero ella jamás podrá separarme de lo que ahora me pertenece.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora