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Pasó el resto de la semana pensando en qué podría hacer con la compañía de aquel chico de hoyuelos y, bonitos ojos de color avellana. No se veía llevando unos incómodos tacones, ni con ajustados vestidos que obtendrían más atención de la que necesita... Chantal estaba indecisa, esperaba que su cita con Ashton no sea para nada formal porque acabará quedando en ridículo con el rizado así que optó por unos jeans azules, una playera ajustada a la cual le hizo un pequeño moño para dejar a la vista su vientre y una chaqueta de cuero acompañada con unas botas por arriba de los tobillos. Se recordó a sí misma que no tiene sentido alguno pasar horas y horas frente a un espejo para producirse con el fin de impresionar a un hombre, estaba convencida de que si debería agradarle a Ashton lo haría por su personalidad y no por su apariencia.
Oyó los nudillos de Ashton chocando repetidamente contra la puerta y se encaminó hasta ésta, abriéndola mientras mantenía una amplia sonrisa en su rostro. Lo observó sigilosamente, apreciando los tatuajes de su brazo y la manera en la que aquellos pantalones le hacen ver encantador.
—Hola —La saludó, besando su mejilla mientras guardaba las llaves de su apartamento en el bolsillo de sus jeans. — ¿Estás lista?
—Hola, Ashton —Chantal replicó a medida que tiraba de la puerta para cerrarla con llave. —Sí, estoy lista.
—Entonces es momento de marchar —Anunció, ofreciéndole una sonrisa a la ojiazul. —No soy bueno a la hora de escoger restaurantes o sitios para citas, pero conozco un restaurante en el centro que te agradará.
Chantal asintió, siguiéndole el paso hacia el estacionamiento del edificio. El mayor abrió la puerta del copiloto de un elegante Maserati rojo, indicándole a Chantal que se suba a este.

La castaña estaba maravillada con las vistas que ofrece Sídney cada noche, se odiaba a sí misma por no salir de seguido y por evitar todo tipo de actividad social que superara su horario de descanso. Estaba encantada con la vida nocturna que jamás fue capaz de disfrutar, encantada con las personas que se paseaban como si no existiera ningún tipo de preocupación en sus vidas.
Ashton, por su parte, permaneció durante todo el camino sumergido en una concentración mental que lo hacía parecer más callado de lo que realmente es. De vez en cuando le daba una rápida mirada a la chica sentada a su derecha y se preguntaba a sí mismo si estaba haciendo lo correcto al buscar destrozar la inocencia de una criatura tan preciosa como lo es Chantal Williams.
—Hemos llegado —Él advirtió, apagando el motor de su automóvil. Chantal esperó unos instantes y abrió la puerta, topándose con un grueso cordón de concreto por el cual casi cae al piso.
Ashton estaba allí, sosteniéndola para evitar que se haga algún tipo de daño. Sus mejillas estaban teñidas de un peculiar color rojo y se sintió apenada por su torpeza.
— ¿Estás bien? —Le preguntó, extendiéndole su bolso desde el asiento del conductor. La castaña asintió y se hizo paso detrás del mayor, esperando que olvidara todo lo que acababa de ocurrir.
—Señor Irwin, bienvenido una vez más —Una mujer de veintitantos con un ajustado vestido negro saludó a los jóvenes, Chantal se sintió intimidada por la inoportuna inspección que estaba recibiendo por parte de la más alta. —Siempre es un placer recibirlo en nuestra instalación.
Sus ojos continuaban inspeccionando el atuendo de la nueva conquista de Irwin y no podía dejar de preguntarse, ¿Qué demonios estaba haciendo Ashton Irwin con una muchachita como ella? Decidió continuar con su trabajo y se bajó del taburete que la hacía lucir alta, pero junto a Chantal continuaba viéndose como una cosa diminuta. La castaña comenzaba a preguntarse qué tipo de relación tiene Ashton con esta mujer para que ella reaccione de este modo al verlo acompañado, comenzaba a creer que él posiblemente mantuvo una relación amorosa con la recepcionista y por ende estaba viéndola con mala cara.
Bufó y les hizo una señal para que la siguieran a través del comedor.
—Su mesa está lista, señor Irwin —Indicó, extendiéndoles unas cartillas con el menú. —Ante cualquier requerimiento, mis compañeros estarán aquí para servirles. Esperamos que tengan una buena noche y disfruten de su cena.
Chantal sintió celos de ella y su comportamiento provocativo, sabía que comportarse de ese modo con alguien que apenas estaba conociendo era una estupidez pero no podía evitarlo, el chico comenzaba a gustarle y esa mujer no puede ir por la vida buscando llamar la atención de hombres que jamás le pertenecerán. La rubia se marchó con furia, dejando al dúo a solas.
Ashton estaba viéndola con una expresión divertida, él ha notado lo celosa que se ha puesto su chica debido al comportamiento de la camarera y se echó a reír.

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora