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Dejar a los niños con una de sus primas para viajar nuevamente hacia Australia no me parecía algo demasiado agradable, pero después de una gran discusión con Ashton sobre cuán importante era esta reunión para él, decidí acceder.

Enredé la toalla alrededor de mi cuerpo mientras escurría el agua que caía de mi cabello, él estaba frente al espejo ajustando su corbata con una sonrisa que me erizaba la piel, su peinado echaba su cabello hacia atrás dándole aquel toque elegante que nunca antes había visto en él. Me dio una sonrisa amable en cuanto me coloqué detrás de él besando mi mano.

—Te ves genial —Murmuré, mordiendo mi labio. — ¿Has hablado con los niños?

—Ian acaba de irse a dormir, mi prima está contándole algunos cuentos a Sydney para que también lo haga —Contestó, dejé salir un suspiro y él se volteó hacia mí. —Estará todo bien, Chantal. Confía en mí. No voy a permitir que nadie nos expulse de nuestro terreno, les enseñaré que nadie debe meterse con mi familia.

—Está bien, mi amor —Sonreí, dejando caer mi toalla al piso mientras me colocaba mi ropa interior. — ¿Crees que deba usar el vestido negro de látex o el blanco con brillos?

—El negro —Replicó, sonriéndome. —Aunque me sentiré celoso de que otros podrán ver lo que me pertenece...

Al final de la noche regresaré contigo, tonto —Reí, tomando el corto vestido que descansaba sobre la maleta.

Luego de que me lo coloqué, me di una rápida mirada en el espejo dando vueltas alrededor para observarme de distintos puntos de vista. Me sentía cómoda con el y era bastante cómodo, pero me sentía demasiado apretujada debajo de la tela.

— ¿Qué opinas? —Di una vuelta, enseñándole mi vestido. — ¿Me veo bien o debería escoger uno más bonito?

—Creo que deberías escoger otros —Susurró, observándome con lentitud. Él me señaló el vestido color champán que había comprado unos días atrás en Austria. —Ese seguramente ha de verse genial en ti, amor.

— ¿Qué es lo que haremos con exactitud? —Pregunté mientras me ponía el vestido que él me señaló.

Ashton se volteó a observarme con detenimiento, jugando con sus manos.

—Me ayudarás a acabar con nuestros enemigos, ¿Qué más podríamos hacer? —Contestó con ironía, extendiéndome un sobre transparente que contenía un polvo blanco. —Eso es cianuro, necesito que lo viertas sobre la bebida de las personas que voy a decirte. Si alguien te capta, tendremos el plan B.

— ¿Cuál es el plan B? —Me sentí algo intrigada por los planes de Ashton, necesitaba saber más sobre qué haríamos esta noche o no podría continuar. — ¿Harás que dispare? Sabes que mi puntería es muy mala...

—Tú no vas a dispararle a nadie, Chantal —Él suspiró, dejando suaves palmadas sobre su pierna indicándome que me acomodara sobre éstas. Obedecí, cruzando una de mis piernas. —Si algo sale mal, lo haré yo. Tengo un arma debajo de mis calzones.

—Trata de no dejarla cargada —Reí, él alzó una ceja mirándome con picardía. Se aproximó a mí, permaneciendo estático a unos milímetros de mis labios.

—Tengo más de un arma cargada ahí —Sonrió, besando mi cuello repetidamente. —En cuanto estemos de regreso, tengo una sorpresa para ti.

Mordí mi labio.

— ¿Qué sorpresa? —Cuestioné, en mis adentros sabía que él no iba a decirme nada sobre aquello y que ahora debería quedarme con la intriga hasta el final de la noche. — ¡Vamos, dímelo!

Psychopath. »ashton irwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora