VI. Paraíso Caído

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Capítulo 27

Me despierto, confundido, adolorido. Estoy en un pequeño cuarto oscuro, y en la oscuridad puedo distinguir dos sombras. Cuándo mi vista se adapta puedo ver que Eddy está sentado en el piso, con una expresión de verdadero terror, y Tomás esta detrás de la puerta, apuntando a ella, por sí alguien decide entrar.

–¿Qué ocurre? –pregunto confundido.

–Las sombras nos están atacando –dice Eddy mientras se quita su gorro gris de la cabeza, se limpia su cara y se lo vuelve a poner. Su voz se le corta–, muchos... muchos están muriendo. Nosotros moriremos.

–No digas tonterías –le contesta Tomás–. No podemos hacer nada para salvar este sitio –dice, esta vez dirigiéndose a mí–. Afuera hay esferas y muchas sombras, también hay parcas. Más de la mitad de mis hombres han... están muertos y adentro no sé cuántas personas hayan muerto, pero seguimos aquí, y debemos irnos. Sí los otros tienen suerte, las sombras no encontrarán el refugio subterráneo. Nosotros nos ocultaremos aquí –Intento analizar lo que dice, "la suerte se nos acabará" decía, y ahora todo lo que construyó en años ha caído en solo minutos. Su expresión es de dolor, de furia, sé que quiere luchar pero no puede. Ya nadie puede hacer algo-–. Sí esto ocurrió aquí... creo que la resistencia pasó por lo mismo.

–No lo creeré hasta verlo con mis propios ojos –le contesto mientras me pongo de pie con ayuda de un escritorio–. Espera, ¿Dijiste que están dentro de la escuela? –le pregunto recordando inmediatamente a Daniel, sintiendo un vacío en el estómago.

–Si –me contesta serio–. Aguarda –dice mirándome a los ojos, sabe lo que pienso–. No, no irás adentro Evan, te matarán, hay demasiadas sombras adentro.

–No puedo dejarlo solo –le contesto mientras me coloco mi mochila en mis hombros–. Él me necesita, no puedo fallarle, no le fallaré a más personas. ¿Cuánto tiempo llevamos aquí?

–Como diez minutos o un poco más –contesta Eddy poniéndose de pie, preparándose.

–No lo harás, el chico puede protegerse solo y lo sabes. Sí sales solo conseguirás que te maten –me dice Tomás acercándose a mí.

–Sé que puede, pero no lo dejaré solo en esto –le digo, y luego volteo a ver a Eddy, el chico con cara de adolescente aún, se está colocando su mochila, pero le tiemblan los brazos–. ¿Qué haces? No irás conmigo –le digo.

–Pero pensé que... –me contesta un poco tímido, pero Tomás lo interrumpe.

–No, no irás Eddy, ni tú Evan, no hay necesidad de esto.

–No, no hay necesidad de que me acompañen, es mi decisión y no los involucrare, pero tú no me lo vas a impedir, no puedes, y yo no dejaré morir a los míos mientras me quedo oculto como un cobarde –le contesto molesto, creo que no medí mis palabras, así que solo espero la peor respuesta.

Por un momento se siente una gran tensión, mientras afuera se escuchan algunos disparos y Eddy voltea a vernos a ambos, esperando lo peor. Puedo sentir una mirada furiosa de Tomás. Pero su respuesta me sorprende.

–Ni yo dejaré morir a los míos, iré contigo.

Por un momento pienso en contradecirlo, pero solo conseguiré alargar el problema y no tengo tiempo que perder en esto. Tomás recoge su mochila y sujeta su fusil con ambas manos.

–¿Iremos? –pregunta Eddy atónito y confundido, Tomás solo le lanza una mirada y Eddy cambia su expresión a una más seria y decidida–. Claro que iremos, que tonto soy.

–De acuerdo –nos dice Tomás con una voz fuerte y decidida–, saldremos, avancen rápido, debemos evitar llamar la atención, no tenemos tiempo ni municiones para eso, así que apresúrense y no se queden atrás.

Este es otro Tomás que no conocía, el Tomás que está dispuesto a luchar por lo suyo, el que está dispuesto a ser un líder, el que está dispuesto a morir por los suyos. Se acerca a la puerta y con una sonrisa susurra:

–Damas y caballeros, bienvenidos al infierno.

Abre la puerta y sale, seguido de Eddy. Después los sigo y cruzo la puerta. Entro al infierno.

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora