Capítulo 54

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Daniel:

Grito. Grito tan fuerte que lastimo mi garganta. Grito tan fuerte que puedo jurar que me escucharían al otro lado de la ciudad. Golpeo. Golpeo la pared que está a mi lado con toda la fuerza que tengo. Golpeo hasta que los nudillos se me pintan rojos y la sangre moja mi mano. Después, me dejo caer al piso, junto mis pies a mi pecho, y me cubro la cara con mis manos. Presiono mis manos contra el rostro, intentando hacer que las lágrimas cesen.

« ¿Qué hiciste Daniel? »

«Lo correcto»

«Lo mataste»

«No, no lo mataste, ellos lo mataron, tú solo lo dejaste antes de morir»

Me quedo horas, sentado, pensando en lo que hice, cuestionándome qué clase de monstruo soy.

«Eres el monstruo que él creo, que los cazadores crearon, que las sombras crearon»

«No eres un monstruo, eres solo un niño, un niño que nació aquí, en este mundo, un niño que tiene que asesinar para sobrevivir»

Observo por la ventana del viejo edificio en el que me refugio como la noche llega y pasa lentamente, hasta que le abre paso a la luz creciente del día.

«No lo mataste tú, ellos lo mataron»

Y me creí mi mentira.

Me pongo de pie, guardo la pistola, y salgo del edificio. El cielo apenas comienza a pintar diferentes colores, indicando el amanecer. Avanzo entre las calles con concreto destrozado y pasto creciendo. Observo los viejos edificios con enormes agujeros en su forma y maleza creciendo en sus paredes. Camino por las calles que conozco, hasta que logro llegar al pequeño edificio de habitaciones donde solía vivir con mi hermano. Llego hasta el pequeño apartamento que solía pertenecernos y me quedo de pie en la entrada observando todo por varios segundos. Me lleno de valor para no llorar, y entro, tomo varias provisiones que guardábamos, me cambio de ropa, y recargo la pistola.

« ¿Qué pretendes hacer ahora? »

«Vengarlo»

Salgo a la ciudad, y comienzo a avanzar lento, cuidando mis espaldas, observando al cielo, con la intención de evitar una esfera y poco a poco comienzo a adentrarme en el centro de la ciudad. Busco rastros que indiquen que alguien ha estado en esta zona de la ciudad, pero no logro encontrar nada. Llega la noche, y me quedo dormido en el interior de un edificio con varias oficinas en su interior. Llega el día, y vuelvo a salir. Camino por las calles, hasta que encuentro a tres hombres charlando al otro lado de la calle, sentados sobre el cofre de un auto, dándome la espalda, mientras beben algo.

— ¿Entonces ya son cinco?

—Sí, dos fueron asesinados por sombras, y los otros tres por un tipo loco con un niño —dice un hombre, mas bajo que los demás.

—Extrañaré a Víctor, ese desgraciado me debía una —dice otro hombre gordo.

—Es al único que extrañaremos —dice un hombre alto y delgado, y después los tres comienzan a reír.

Avanzo lentamente, hasta que me coloco a dos autos de donde están ellos. Alzo la pistola y apunto al hombre delgado, disparo. De inmediato los dos hombres restantes se ponen de pie, y se cubren detrás de un auto, mientras el hombre alto cae contra el parabrisas.

— ¡Maldita sea! ¿De dónde vino eso?

—No tengo idea —dice el hombre gordo—, pero mató a Mich, y nosotros lo mataremos.

Me quedo agachado contra el auto, pienso un momento en lo que voy a hacer. Asomo la cabeza, y comienzo a buscar el lugar en donde se ocultaron, y entonces, una bala golpea muy cerca de mí.

—Lo tengo —exclama el hombre bajo.

Comienzo a alejarme entre los autos, mientras el silencio se apodera del lugar. No bajo mi arma en ningún momento, y me quedo agachado detrás de una camioneta. Vuelvo a asomar el rostro y no encuentro nada. Regreso a mi posición, y en ese momento, alguien me abraza del pecho bruscamente y me alza.

—Miren que tenemos aquí —dice el hombre gordo—. Un pequeñín.

—Así que tú fuiste el que mató a Mich —dice el hombre delgado apareciendo delante de mí—. No sabes con quién te has metido.

Me arrebata el arma, y me da un golpe en el rostro, y después comenzamos a avanzar, el hombre gordo no me suelta.

—Llevémoslo con los demás —Comienzo a luchar para soltarme, pero no tengo éxito.

— ¡Ustedes mataron a mi hermano! —le grito al hombre bajo que va delante de nosotros. Él se detiene, y voltea a verme.

— ¿En serio? No lo recuerdo, y no me importa, pero de todas formas, te mataremos —El hombre que me carga comienza a avanzar dejando atrás al hombre pequeño.

«Ustedes lo mataron»

«No Daniel, tú lo mataste»

«No, yo no lo mate»

«Deja de mentirte a ti mismo»

«Prefiero vivir en mi mentira»

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora