Capítulo 39

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Recuerdo cómo un día, muchos años antes de que tan siquiera imagináramos que una nave bajaría del cielo y acabaría con todos nosotros, Sara estaba sentada en la alfombra de nuestra sala, mientras mi madre estaba haciéndole una trenza en el cabello. Yo y mi padre estábamos trabajando en la cocina, en una maqueta, después todos nos fuimos a la sala, y fuimos una verdadera familia, vimos una película que nos hizo reír por horas, hablamos de nuestros días, todo parecía perfecto, y después mi mamá subió y acostó a Sara en su cama. Yo me quedé en mi habitación, preparando las cosas para el día siguiente, y cuándo estaba a punto de irme a dormir, ella toco la puerta de mi habitación, entró y se sentó junto a mí, en la cama.

—Ha sido un buen día —le digo mirándola a la cara, sus ojos azul claro, su cabello oscuro, su piel clara y suave.

—Lo ha sido —me dijo—. Los quiero mucho Evan.

—Yo también —le conteste, y después la abracé.

—Son lo más importante que tengo —me susurro al oído—. Nunca lo olvides, ustedes dos son lo más importante que tengo, así que por nada del mundo se separen, cuida siempre a Sara, ella es lo más importante que tienes, por favor hazlo.

Yo solo asentí, en ese momento sus palabras no me parecían raras, me parecían reconfortantes y me tranquilizaban. Después me separé de ella, ella se pasó el pulgar por la mejilla, y como si fuera un niño pequeño, me acostó en la cama, me acomodo las cobijas y me dio un beso en la frente. Me pasó la mano por el cachete, y con una sonrisa en el rostro me dijo:

—Siempre serás mi niño pequeño, nunca lo olvides.

Después salió de la habitación. En esos momentos debía tener doce o trece años, y a pesar de eso me sentía feliz, conmovido y con una inmensa alegría.

El sonido de toques en la puerta fue lo que me despertó. Bajé las escaleras con cuidado, después llegue hasta la puerta, donde estaba mi padre hablando con otro hombre. Él otro hombre solo me miro, y después prosiguió.

—No sabemos sí se quedó dormida o se distrajo en el camino, pero no pudimos hacer nada, ya era demasiado tarde para poder salvarla. De verdad lo sentimos mucho.

Mi padre lloraba como nunca antes lo había visto. No hacía falta que me alguien me dijera que había pasado, ya lo sabía. Me quedé estático, intentando analizarlo, mi padre se giró hacía mí.

—Evan...

Subí corriendo las escaleras tan rápido cómo pude, tropezando, llorando. Llegué a mi habitación, azote mi puerta y me recargue en ella, me dejé caer, hasta tocar el piso. Era solo cuestión de conectar las cosas: Peleas diarias, gritos cuando todos se habían ido a la cama, el último día en familia, la despedida. Solo que esta vez nadie contemplo el hecho de que algo saldría mal en el camino de huída.

A los pocos minutos escuché cómo alguien tocaba la puerta.

—Evan, abre la puerta —me decía mi padre suplicando.

—¡Déjame! Todo esto fue tu culpa, ella se fue por tu culpa —le contesté entre lágrimas.

—Lo siento —me susurro, y después solo quedó el silencio.

Nada volvió a ser lo mismo desde ese día. Mi padre apenas y me hablaba, mi hermana se había vuelto más temerosa y dependiente, y yo me volví frio con mi padre.

Ahora estamos afuera del centro comercial, lo suficientemente alejados para que las sombras no nos puedan alcanzar. Me tiro en el piso, y comienzo a llorar, ahora me he quedado solo, sin nadie que me proteja o me aconseje. Y lo peor es que no pude hacer nada para salvarlo.

Me es inevitable recordar esa noche, la noche en que mi madre se fue, nos dejó, y dejo este mundo.

«Nunca lo olvides, ustedes dos son lo más importante que tengo, así que por nada del mundo se separen, cuida siempre a Sara, ella es lo más importante que tienes, por favor hazlo»

Ella me pidió, en su despedida, que nunca dejará a Sara, que ella era lo más importante que iba a tener. Pero eso fue años antes de que las sombras llegarán, años antes de que lo único que te quedará sea sobrevivir. ¿Acaso sus palabras seguirán siendo las correctas?

Richie me dijo que la promesa a mi hermana, ahora, ya no era lo más importante que tenía, no en este mundo, y qué lo más importante era que hiciera la diferencia, qué mientras más personas logré cambiar para bien, entonces eso sería lo importante. Y Richie conocía este mundo. ¿Acaso el estará en lo correcto? ¿Será que un día habrá alguien que se vuelva más importante que Sara?

Ya no quiero seguir esta lucha, ya no puedo encontrar algo real por lo que valga la pena seguir luchando, solo tengo una promesa fugaz, vacía, un anhelo, un deseo. Pero los deseos no se cumplen. Ya solo quiero ser ese niño que solo tiene que preocuparse por terminar la tarea, tener buenas calificaciones, terminar los deberes de la casa, salir con amigos. Quiero tener una vida normal, pero eso ya no existe.

Así que no me queda de otra más que seguir y esperar que mis deseos se conviertan en una realidad. Mi madre no se equivocaba, lo más importante es Sara. Y yo, su hermano, lo único que le queda, iré a rescatarla, lo prometí una vez, por mi padre, ahora lo prometo de nuevo, por mí.

«Siempre serás mi niño pequeño, nunca lo olvides»

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora