Capítulo 33

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Daniel:

Avanzamos entre los arboles altos y sin hojas. Eddy al frente, Brenda en el medio, yo al final. Está comenzando a atardecer y avanzar se vuelve más difícil con el pasto ya bastante alto. Veo la hora en el reloj de Evan: poca más de las seis de la tarde. Eso me recuerda que tengo que regresarle su reloj, y él mi muñeco. Qué no crea que se regalé.

—Una vez nos mandaron a recolectar comida en la ciudad. —dice Eddy, avanzando entre el pasto seco y los troncos caídos—. Esa vez decidimos ignorar a Tomás, así que yo y un amigo venimos aquí, al bosque. Para nuestra sorpresa, por aquí encontramos varios conejos, y hasta un venado, pero ese se nos escapó. La naturaleza recupero lo que le pertenecía —Después voltea a vernos—. Sí tenemos suerte, hoy encontraremos a uno.

—Eso espero —dice Brenda—. Hace meses que no como carne.

Continuamos avanzando, cada vez la luz baja de intensidad, iluminando todo el bosque de un amarillo suave. No encontramos nada.

Nos detenemos en una parte donde el pasto es corto, y los arboles dejan un espacio vacío. Eddy se siente en una roca y se limpia la frente.

­—De verdad esperaba encontrar algo —dice decepcionado—. Deberíamos regresar.

—Hiciste tu esfuerzo —le contesta Brenda, acercándose a él, después le toma la mano—, es lo que importa.

—Eso creo —le contesta, algo tímido, después se aclara la garganta—. Regresemos.

—Aguarda —le dice Brenda — ¿Puedo pedirte un favor?

—¿Qué ocurre?

—Es qué yo nunca he disparado una pistola y mi hermano nunca me ha querido enseñar, dice que es peligroso para mí, pero no puedo continuar siendo una carga, ¿Crees que me puedas enseñar?

Eddy se queda en silencio. La luz del día se está acabando, y el cielo comienza a pintarse de distintos colores, en señal del atardecer. Y yo estoy aquí, incomodo, y asqueado.

«Es mi imaginación, o ella le está... ¿Coqueteando?, Sí eso es amor, que asco»

—Si, creo que puedo ayudarte —le contesta Eddy, con una gran sonrisa, mientras yo tuerzo mis ojos.

—Creo que deberíamos irnos —le digo a Eddy, el cuál avanza hacia Brenda y le entrega su pistola.

—No seas aburrido Daniel —me responde—, unos minutos más no nos harán daño.

Eddy se separa de ella, le explica cómo usarla, mientras le quita todas las balas, excepto una, con la que va a practicar. Eddy se aleja de ella y ella alza la pistola en dirección a un árbol, intentando apuntar, mientras yo me siento en el piso.

—Esto pesa más de lo que aparenta —le dice Brenda a Eddy— ¿Estás seguro de que estamos lo suficientemente lejos para que Tomás y ellos no nos escuchen?, no quiero que mi hermano sepa que use una.

—No te preocupes, ellos no te escucharan —Le contesto sarcásticamente.

Ella me lanza una mirada molesta.

—Eso espero —me dice, y en ese momento su brazo gira, apunta a Eddy antes de que pueda reaccionar y le dispara en el rostro.

El disparo suena con eco por todo el lugar. Me quedo atónito por el miedo. No me muevo, no sé qué hacer. Pienso que ella vendrá hacia mí, pero en lugar de eso, avanza al cuerpo en el piso y sin vida de Eddy, se agacha a su lado, y lo comienza a inspeccionar, buscando algo.

—Te aconsejo algo —dice mientras me voltea a ver, con su pelo en el rostro y aún buscando algo en su cuerpo. Lo encuentra, las balas, y las comienza a colocar—. Corre.

Me pongo de pie, pero me resbalo, ella prepara la pistola, comienzo a impulsarme, y una vez más me pongo de pie, y comienzo a correr entre los árboles y la oscuridad de la noche.

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora