Prólogo

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Me pregunto qué es lo que pensaba el mundo entero cuando las naves en forma de triángulos se situaron cerca cada ciudad importante de nuestro mundo. Sobre los mares y océanos.

Tenía 15 años cuando las naves llegaron. Y justo en la costa de nuestra ciudad una nave enorme con forma triangular bajo desde las nubes hasta llegar unos metros antes de tocar el agua. La punta por abajo y sus otros tres vértices arriba, atravesando nubes. Estaba bastante lejos de la costa y de los suburbios. Y aún más de mi casa. Pero ahí estaba.

Las llamaban las V, por su forma, o naves nodrizas, o simplemente los triángulos, ¿Para qué nos esforzamos? . Pronto se supo que había otras cuantas en el mundo igual a la de nuestra costa. Y también estaban sobre costas. Parecían ser totalmente lizas por fuera y muy relucientes, por el metal del que estaban hechas. Llegaron una tarde del verano. Estaba en la escuela, platicando con mi mejor amigo Tomás e intentando poner disimulada atención a la clase de historia de la profesora Bety cuando un ensordecedor sonido invadió nuestro salón. Era como el de un avión volando bajo pero era mucho más fuerte y corto. Después nos mandaron a casa.

—Las clases se reanudaran hasta nuevo aviso —dijo la profesora Bety después de hablar con el director, intentando fingir calma mientras todos salían del salón. Pero ese aviso nunca llegó.

Cuando iba camino a casa vi una nave por primera vez. Se veía pequeña desde donde estaba. Su forma triangular y metálica por fuera. No hacia ningún ruido. Me asusté y corrí a casa.

Recuerdo que esos días eran largos. Salía a mi patio y la veía preguntándome que es lo que hacían aquí. Después se convirtieron en el tema de novedad y de conversación, y todos les perdieron el miedo cuando al tercer día de su llegada, se anunció por televisión que los gobiernos habían establecido comunicación con las naves y que venían con intenciones buenas, y se comenzaría un intercambio de información con los que estaban en las naves, para saber lo que querían. 

—Mentiras —dijo mi padre y lo voltee a ver—. Solo lo hacen para que la gente ya no tenga miedo —Esta vez se dirigía a mí, nunca me había llevado muy bien con él, casi siempre estaba fuera de casa, y perdimos mucha comunicación después de la muerte de mi madre, a pesar de eso, mi padre era muy sincero conmigo y con mi hermana. A veces demasiado sincero. Pero siempre tenía razón.

La vida regresó en parte a la normalidad. Hasta que un día, mas o menos después de una semana desde su llegada, los triángulos lanzaron de sus lados unos círculos metálicos, aproximadamente del tamaño de un auto, aunque un poco más pequeños. Flotaban sobre edificios y casas sin hacer ningún ruido o movimiento. Eran unos círculos metálicos, brillantes y con una parte liza y negra en su frente, y debajo de ellos la mitad de un círculo sobresalía , brillaba de azul, probablemente con lo que se mantenían en el aire. No podíamos regresar a la escuela porque había una esfera sobre ella, así les empezaron a llamar a los círculos. Y fue así como la gente empezó a aterrarse, aún más. El gobierno no decía nada y en las noticias se recomendaba no salir.

Mi hermana pequeña, Sara de 7 años, había cambiado mucho se había vuelto más temerosa y todo empeoro una noche después de que aparecieron las esferas. Estábamos sentados viendo la televisión y yo platicando en mi celular cuando todo se apagó: Mi celular y las luces. Todo excepto la televisión que ahora estaba llena de estática pero no emitía sonido de estática, en vez de eso emitía un pitido fuerte y sin cesar. Y mi hermana empezó a llorar. Hasta que una voz fuerte y profunda empezó a salir de la televisión aún con estática y distorsión. Pero la estática dibujaba formas extrañas.

—Nosotros no somos el enemigo, venimos a salvar a su planeta, somos los salvadores del planeta —y a cada palabra una voz femenina la repetía, haciendo eco.

Y después las luces regresaron de golpe, la señal de la televisión regresó como si nada y mi hermana se rompió aún más a llorar.

Recuerdo que después de eso me surgieron dos preguntas y al siguiente día se las hice a mi padre, ya que él no me mentiría.

—Ellos dijeron que venían a salvar el planeta pero, ¿De qué lo van a salvar? Y si no son el enemigo, ¿Quién es el enemigo? —estábamos en el patio, él viendo como mi hermana se balanceaba en nuestro columpio y yo viendo una esfera que estaba en la otra calle, demasiado cerca para mi gusto y él solo me volteo a verme y con su voz y expresión dura dijo:

—Probablemente vienen a salvarlo de la enfermedad que está en él, nosotros, así que tal vez nosotros somos el enemigo.

Y me quede en silencio y puse una cara de miedo y mi padre después me dijo:

—Pero solo son suposiciones mías, y en dado caso de que sea así, soy firme creyente de que nada puede destruir a la humanidad, solo nosotros mismos —probablemente lo decía para intentar calmarme.

Y me hubiera gustado creer que eso era cierto, que el verdadero peligro era la humanidad misma, pero no era así. Mi padre por primera vez no tenía razón. Esa noche descubrí que si había algo más que pudiera destruir la humanidad. Ellos si podían. Y lo harían.

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora