Capítulo 14

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La calle está ardiendo en llamas. Es como si tuviera el infierno a mis pies. Hace unos segundos Daniel logro destruir una esfera y salvarme. Desde donde estoy puedo ver el edificio en el que estaba, ahora en llamas y me sorprende que el siga vivo. Y que yo también lo siga, o dentro de lo que cabe. Tengo una herida de disparo en mi brazo izquierdo, sin embargo la adrenalina del momento hace que aún no sienta tan fuerte el dolor.

Puedo ver a Daniel correr hacia mí con una gran sonrisa en su cara y dando gritos de euforia. Tan pronto esta por llegar a mí puedo escucharlo gritar:

—¡Viste eso! ¡Lo derribe yo!

Y luego se lanza a mí y me abraza, pero por reacción al dolor lo alejo de mí y suelto un quejido.

—Cierto, la herida, lo había olvidado— me dice aún con un tono feliz —me debes una, casi te matan.

—Si lo que tú digas —le contesto adolorido mientras presiono con mi mano el brazo.

—¡Eso fue increíble!, acabamos con todos ellos nosotros solos, somos un gran equipo. Somos como unos ninjas —al terminar de decir esa palabra su rostro refleja una expresión de tristeza. Ya había dicho esa frase antes e igual lo había puesto triste. ¿Qué ocurría con esas palabras que lo ponían triste en un solo segundo? Sin embargo de la nada recupera la sonrisa en su rostro y el entusiasmo.

—Si estar a punto de morir es increíble, entonces sí, fue asombroso eso —le digo en un tono sarcástico— ahora mejor ven a ayudarme con mi brazo.

—De acuerdo —contesta como si nada.

Me quito la mochila de la espalda y se lo doy a Daniel.

—Busca una caja metálica —le digo. Me siento bastante cansado, y con el dolor creciente, así que solo me siento a lado de un auto.

—Tenemos que ir a un lugar seguro —me dice mientras saca la caja metálica y me la pasa.

—Ya no hay ningún lugar seguro —le digo mientras busco en la caja una gasa, una venda y algo para poder coser la herida. Por suerte tengo lo necesario así que cierro la caja, tenemos que encontrar algún lugar para poder descansar— pero sí, tenemos que buscar un lugar en el cual pasar la noche.

Me da la mano para ayudarme a ponerme de pie, pero de nada sirve, porque no puede con mi peso y al final termino parándome casi solo. Caminamos unas cuantas cuadras, dejando atrás las llamas y sin nada que ver más que edificios con maleza en ellos y una luna llena que es lo único que ilumina la oscura noche.

Llegamos a una pequeña tienda de alimentos y nos metemos por una puerta trasera. Una vez dentro vemos un viejo mostrador metálico y oxidado y un enorme espacio con estantes prácticamente vacíos. Únicamente encontramos unas botellas de agua, algunas velas y unas galletas ya bastante viejas, pero ahora todo es importante, y más la comida. Después de varios intentos de sacar la bala que terminaban en enormes gritos de dolor, al fin lo conseguí, la herida no fue muy profunda, tampoco muy grave. Pero el dolor sigue siendo grande. Así que ya bastante agotado y adolorido le pido a Dan que me cierre la herida, le explico como cocerla y comienza a intentarlo. Me quedo viendo una vieja vela que está encendida observando el fuego débil, mientras él me limpia la herida con agua y comienza a coserla.

—Creo que hiciste un buen trabajo —le digo a Dan, está concentrado en insertar la aguja y el hilo en el lugar correcto y jalarlo, tiene la vista enfocada en un solo lugar y por alguna razón tiene fuera la punta de su lengua.

—Lo hicimos bien —dice sin una mínima expresión.

Termina y luego me coloca la gasa sobre la herida y la comienza a rodear con la venda.

—Sé que te molesta, pero me gustaría saber ¿Por qué hasta ahora decidiste ir por tu hermana? Tuviste catorce años para hacerlo, pero ¿Por qué esperar tanto?

—¿Por qué me preguntas esto? —le digo algo cansado. Termina de asegurar la herida con la venda y la gasa debajo.

—No sé, me gustaría saber porque haces todo esto, te arriesgas a morir cada día, no sabes si es que sigue viva o si la vas a encontrar, el helicóptero en el que se fue pudo haber caído antes de llegar y hoy casi mueres, pero a pesar de eso continuas y eso me sorprende y lo admiro de ti, con tanto tiempo, cualquiera se hubiera rendido y se hubiera resignado, pero tú no lo hiciste, y eso si es increíble.

—Es mi esperanza —le susurro, recordando la primera noche que estuvo con nosotros.

«Una razón para morir>»

Sabe de lo que hablo, así que sólo se sienta enfrente de mí

—No había tenido oportunidades antes— le digo continuando— estuve años bajo la tierra esperando a que nos dejaran salir, entrené durante años con un solo propósito, poder algún dia encontrar a mi hermana y ahora sí, poder protegerla, y cuando por fin nos permitieron salir, crearon el sistema de deuda.

—¿Deuda? —pregunta algo curioso y arqueando su ceja me dice:

—Cuéntame toda tu historia.

Me sorprende su entusiasmo después de todo, así que no puedo evitar reír cuando me dice eso, pero a pesar de eso le cuento mi historia.

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora