Capítulo 42

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Daniel:

Entro al pequeño cuarto de la cocina, en el centro hay una enorme mesa metálica, en ella hay viejos trastes y utensilios de cocina sucios. En las paredes de la cocina hay distintos estantes y estufas, junto con otros instrumentos de cocina. Un enorme olor a putrefacción invade el lugar y no encuentro a nadie.

Avanzo lento, con la pistola en mi mano, siendo cuidadoso a cada paso, hasta que encuentro unas pequeñas manchas de sangre, y después un charco pequeño a la orilla de la mesa. Me agacho y toco la sangre, es fresca. En ese momento siento el cuerpo de alguien lanzarse contra mi espalda y después escucho un disparo que pasa justo a unos centímetros de mi cabeza. Me pongo de pie, y empujo mi cuerpo en dirección a la pared, la mujer de tamaño pequeño choca, pero no se suelta, y en vez de eso, me comienza a rasguñar y golpear el rostro. Su peso me desequilibra, y me vuelvo a empujar, esta vez contra la mesa. Ella suelta un grito de dolor, y me suelta, mientras yo caigo al piso.

Me pongo, de pie, y en ese momento otros dos disparos chocan contra el piso a un lado de mí. Me giro rápido, le golpeo su mano que está apuntando contra mí y suelta la pistola. Entonces la veo.

Al igual que su hermano, tiene una tez blanca, y un pelo castaño, su cara, aún de niña, expresa un enorme terror, su rostro se ve como si apenas tuviera diez años. Me quedo asombrado, me detengo antes de hacer algo, es solo una niña. En su pecho tiene una enorme mancha de sangre, y su cara luce sumamente pálida. Estoy por hablar, cuando en ese instante, ella alza su otro brazo que no tenía el arma, y me golpea con un sartén.

Caigo al piso, aturdido por el dolor, y antes de que pueda hacer algo, ella se coloca sobre mí, y comienza a golpear mi rostro con el sartén. Me cubro, sujeto su brazo con el que me golpea, lo aprieto fuerte, y luego lo giro, hasta que ella suelta el sartén y grita del dolor. La empujo con fuerza pateando su estómago y me la quito de encima. Ella se arrastra, en dirección a dónde dejó caer su arma.

—¿Vale? —escucho la voz de Ben, haciendo un esfuerzo por gritar.

Sujeto mi pistola, mientras me pongo de pie lentamente, la cabeza me duele demasiado, y todo a mí alrededor me da vueltas. Me levanto torpemente con ayuda de la mesa y luego me giro en dirección a la niña, la cuál alcanza con sus dedos su pistola. Yo alzo mi arma apuntando hacia ella.

«Es solo una niña, no puedes matar a una niña».

Eso me repito en mi mente, mientras sujeto la pistola débilmente y mi mano me tiembla.

—¡Déjala! No quiero lastimarte —le digo con la voz frágil, intentando no ceder, intentando no ser débil.

Ella sujeta su arma, pero no la alza, solo me voltea a ver, con su ojos con lágrimas y gimiendo del dolor. Va dejando un rastro de sangre.

—Por favor, déjala —le suplico.

«Es solo una niña inocente, ya no puedes matar a más gente inocente, ya no».

Me repito una vez más en mi interior. Ella llora desesperadamente.

— ¿Valeria? —vuelve a preguntar Ben desde el otro lado de la puerta cada vez más débil, muriendo a cada segundo que pasa.

—No quiero lastimarte —le digo, mientras me lanza una mirada llena de odio.

—Yo solo quiero a mi papi, y a mi hermanito, y tú los has matado —alza su pistola, con la mano temblorosa, y con la mirada de odio en sus ojos.

—No yo no... —me cuesta trabajo terminar la oración.

«¿Cuántos más tendrán que morir por tu culpa? O mejor dicho ¿A cuántos más mataras?».

L voz de Evan retumba en mi cabeza, haciéndome llorar.

—De todas formas, moriré —dice débilmente.

En ese instante antes de que jale ella el gatillo, cierro los ojos con fuerza, mientras me pongo a llorar y descargo todas las balas que tengo contra ella.

Por un momento se escuchan los gritos desgarradores de su hermano, luego llanto y luego silencio.

Mi cuerpo tiembla y en ese instante colapso. Me pongo de rodillas y lloro como nunca antes había llorado, grito como nunca antes había gritado. La impotencia me invade, la furia me consume, el odio hacia mí y a todo lo que he hecho, se intensifica.

«¿A cuántos más mataras?»

Me paro, y salgo del lugar por la puerta de la cocina, tropezando, gritando, alejándome.

La última esperanza Parte 1 (The last hope #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora