XIV

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El tic-tac del reloj del vestíbulo se hizo oír en el silencio que siguió. Taylor usaba el silencio con frecuencia como táctica para darle tiempo a la gente a abrirse, y pocas veces le fallaba. El silencio solía incomodar y la gente decía cualquier cosa para llenar el vacío; sin embargo, con la mujer que estaba sentada enfrente aquello no funcionaba. Karlie parecía perfectamente relajada, cosa que Taylor no podía decir de sí misma.

Pero Karlie no estaba relajada en absoluto. <<¿Qué nos deparará la velada? ¡Mierda! Ni siquiera se de que va esta cita.>>

-Bien Taylor, háblame de tí.
<<¿Aparte de que no tengo la menor idea de por qué estoy aquí?>>

-¿En general o algo en concreto?

<<Por ejemplo, dime que eres lesbiana, ¿ok?>> Karlie reprimió una sonrisa y se recostó en el respaldo de la butaca.

-Sorprendeme -dijo, con una mirada de ojos ahumados que le aceleró el pulso a Taylor.

-No se por qué pero me da sensación de que hay pocas cosas que puedan sorprenderte, Karlie -replicó, con más seguridad de la que sentía.

Karlie sintió una especie de calambre por todo el cuerpo al oir cómo pronunciaba su nombre; un deseo de tocarla le cosquilleo en los dedos.

-¿Me has sorprendido.

-¿En serio? ¿por qué? -Taylor no acababa de creerse que pudiera aparentar tanta tranquilidad, cuando tenía el estómago hecho un puro nudo. <<Tiene agallas, hay que reconocerlo.>>

Karlie tomó otro sorbo y cruzó las piernas con naturalidad, mientras se concedía unos instantes para pensar cuál sería el próximo paso.

Le pareció que lo mejor era mostrarse precavida.

-Por la invitación a cenar.

-Sí, bueno -contestó Taylor sin pensar- yo también me sorprendí a mi misma, más o menos.

–¿En serio? -dijo Karlie, imitando la pregunta anterior de Taylor-. ¿Por qué? -Tenía la sensación de estar al borde del asiento, esperando la respuesta.

-No estoy muy segura. Por una parte, me parecía una cosa totalmente normal, para conocer mejor a alguien... -Taylor dudó; no sabía como terminar la frase.

-Pero por otra- La ayudó Karlie, ilustrando las palabras con un gesto de las manos. Contuvo el aliento. Temía que su fama la hubiera procedido negativamente. No sería primeravez que una mujer prefería no ser vista en público con ella.

De vez en cuando, salía fotografiada en sección social de los diarios junto a su <<amiga del momento>>, como solían llamar a sus ligues. Si tenía suerte, solo se publicaba la foto ahí. Pero a la sordida prensa sensacionalista le gustaba cebarse cuando tenía ocasión, y eso molestaba de verdad a algunas mujeres que valoraban su vida íntima.

-Por otra, no tengo la costumbre de invitar a cenar a la gente de buenas a primeras. Creo que lo que me sorprendió fué eso.

-A riesgo de hacerte otra pregunta tonta, ¿Por qué vamos a cenar juntas esta noche?

Taylor iba a reponder, pero las campanadas del reloj la interrumpieron.

Miró la hora en el suyo.

-¡Caray, he perdido la noción del tiempo! Tenemos que irnos ya.

-Yo suelo decir que el tiempo vuela, cuando me lo paso bien -dijo Karlie con ojos risueños, y se levantó. Cerró con llave la puerta de la casa y siguió a Taylor por el sendero iluminado hasta el auto. Oyó el clic de la alarma y las luces del interior se encendieron derramando una cálida y tentadora claridad en los asientos.

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora