XLIV

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-Karlie le acarició la piel con dejadez.

<<Un placer como nunca.>>

La oyó reírse en las profundidas del pecho.

-En realidad, el placer ha sido mío.-Taylor la besó en la cabeza.

Karlie se incorporó con los hombros para mirarla a los ojos directamente.

-Darte placer me da placer a mí.
Respondes de una manera que me enciende, y entonces quiero darte más.

A Taylor se le pasó de pronto la somnolencia que la rondaba y, en su lugar, sintió un gran deseo de darle a Karlie lo que acababa de recibir.

-Te entiendo muy bien -le dijo, y la puso boca arriba-. Te amo -dijo, con toda la pasión que sentía.

–Yo también Te amo a tí, Taylor -respondió Karlie. No podía creerse lo absolutamente feliz que le hacia pronunciar aquellas palabras-. Te amo con todo mi ser.

***

-Taylor, ¿Qué haces aquí?
-preguntó Karlie cuando, tres semanas después, su amor se dejó caer por Klossy.

-¡Qué manera de recibir a la mujer a la que amas! -Saber que aquella mujer la amaba la hacía sentirse ligera como una mariposa, de pura felicidad.

-Bueno, es que me ha sorprendido, resplandecía como nunca- ¿Qué novedades hay?

-¿Puedes desaparecer el resto de la tarde?

Karlie se acordó de la última vez que había marchado temprano con Taylor y el estómago le dio un vuelco. Se había pasado la tarde en la cama.

-Por tí, lo que quieras.

-Tengo el auto ahí afuera -dijo Taylor, tomándola de la mano.

-De acuerdo. ¿A dónde vamos?

-Ya lo verás. Ten paciencia, mi amor.
Se le aceleró el corazón al oír aquella palabra tan tierna.

-Ya sabes que no tengo paciencia en lo que a ti respecta. Sobre todo si me pones las manos encima.

-Paciencia -repitió, acariciandole el muslo-, Te prometo que valdrá la pena.

-Sabes muy bien lo que me vuelve loca. -Karlie quería hacer el amor con ella allí mismo, encima de la mesa. Pero no sería apropiado, en horas de trabajo. Contuvo las hormonas, recogió sus cosas, le dijo a la sonriente Teresa que se iba hasta el día siguiente y acompañó sumisamente a su amor a los ascensores.

Diez minutos después llegaban a una pequeña zona de oficinas. Había autos aparcados ante los diversos locales, que se agrupaban en torno a un patio.

-¿Qué hacemos aquí? -preguntó Karlie, que no entendía nada.

-Ven conmigo.

Salieron del auto. Taylor la tomó de la mano y la llevó hasta el fondo del patio. Apresuró el paso a medida que se acercaban a una oficina vacía.

-¿Te acuerdas de Marcie Webster? -le preguntó.

-¿La apasionadora sureña? ¡Imposible olvidarla!

-Bien -dijo Taylor, riéndose-. Me habló de una oportunidad...

-¿Taylor? -Karlie leyó la placa que había en la puerta.

-Rechacé la oferta de powell y powell. -Le habían ofrecido ser socia en unos de los bufetes de abogados más prestigiosos de la zona. Taylor le apretó la mano a su amanda-. Quiero ayudar a la gente. Quiero ayudar a las mujeres y a los niños desprotegidos. Pero eso no lo puedo hacer desde una gran mesa de despacho, cincuenta y tres pisos por encima del nivel del suelo. Quiero trabajar con personas a quienes no les importe con quien me acuesto, que sólo se interesen por la ayuda que pueda prestarles. Quiero cambiar un poco la vida de la gente.

La emoción y la convicción que acababa de expresar era exactamente lo que le parecía más propio de Taylor. Karlie sintió un amor desbordante por aquella mujer fuerte y apasionada. La abrazó y murmuró:

-Te amo, Taylor -y la besó-. Estoy orgullosa de ser tu compañera, bueno enséñame la oficina.

Antes de abrir la puerta del futuro, un futuro que vivirá con la mujer a la que amaba, Taylor pasó la mano levemente por la placa:

TAYLOR SWIFT, ABOGADA ESPECIALIDAD EN DERECHOS DE LA MUJER Y LA INFANCIA.



***FIN***

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora