XVIII

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Karlie se había adaptado sin menor problema en Willie; era la típica niña rica y despampanante, dueña de muchísimos juguetes y con dinero para gastar. Tambien era una camorrista con fama de traviesa, y todas las chicas iban detrás de ella. Pero siempre fué consciente que, aunque a todas les atrajera el desenfreno, la mayoría querían algo más de ella, un algo que muy pocas veces era verdadera amistad.

Kimberly, en cambio, había heredado el gen de la confianza, factor que dominaba su personalidad desde el día en que nació. La madre murió cuando Karlie tenía seis años, y nunca hubo ninguna mujer en la vida de su padre que asumiera tambien el papel de madre. Por el contrario, tenía la impresión de que, cada vez que volvían del colegio, había una mujer diferente en casa.

Karlie, como hermana mayor, protegía a Kimberly. Durante los años del Willie, tuvo que rescatarla de muchas situaciones dificiles e incluso peligrosas. La ingenuidad y la fe de Kimberly en la bondad de la gente le destrozaban el corazón a cada paso, además del presupuesto semanal, hacía cuanto podía por mantener a su hermana a salvo y evitar que las demás abusaran de ella, pero no podía estar a su lado a todas horas.

La falta de juicio de Kimberly se hacía extensiva a los hombres con los que salía, y había culminado en la boda con Mark Nelson, un manipulador y intrigante que tenía por constumbre salir con chicas ricas. Karlie había procurado hacerle comprender a su hermana por todos los medios la clase de hombre que era Mark, en realidad; incluso se había encargado de que investigaran en su pasado y había descubierto a un par de prometidas que se habían desentendido de él hábilmente antes de condenarse. Pero no sirvió de nada.

Kimberly estaba sumida en un amor ciego y sordo a las pruebas. Para mayor disgusto, su padre invitó a Mark a formar parte de Klossy poco después de la boda, cosa que lo convirtió en un patán mayor de lo que ya era. Cuando Kurt Kloss falleció, Mark dió por sentado que se haría cargo del despacho principal, puesto que se consideraba la cabeza de la familia. A Kimberly no le interesaba el mundo de las finanzas y Karlie seguía disfrutando del sol, el vino y las mujeres, y no en ese orden necesariamente.

Pero el testamento del padre entregaba las riendas de la empresa al tío Ted, y Mark se enfureció; de todos modos, no tardó en aceptar, al menos en apariencia, que lo único que había cambiado era el culo que tenía que besar. Su estrategía siguió en la misma linea, con el tiempo, y Karlie percibía el resentimiento que le hervía por dentro, ahora que el culo en cuestión era el de ella.

Lo único que le impedía despedir a aquel asno inútil era su hermana.
Mark contaba con algunos aliados, en Klossy; los oportunistas suelen ponerse de acuerdo entre sí, cuando intentaban sacar tajada. Karlie quiso liberarse de ellos al hacerse cargo de la empresa, como era de esperarse, algunos de los que habían tomado partido por su tío y contra ella, de repente cambiaron de actitud y la trataban como si fueran mejores amigos, sus más fieles partidarios. Los despidió a todos sin pensarlo dos veces.

Para ella, la fidelidad era muy importante, aunque solía acarrear cadenas. Sabía por experiencia propia que todo el mundo quería algo de ella y, por tanto, confiaba en poca gente, salvo algunos amigos de verdad y sus empleados directos.

Hizo un esfuerzo por pensar en cosas más agradables, descolgó el teléfono y marcó en número de una floristería local en la que la empresa tenía cuenta abierta. Concertó la clase de arreglo que quería enviar y dio la dirección de Taylor en H&S. Le habría gustado ser una mosca y colocarse en el despacho de Taylor cuando le entregaran el ramo primaveral dispuesto en un paraguas que acababa de enviarle, acompañado de una tarjeta en la wue decía: <<Estoy deseando que el pronóstico del tiempo anuncie lluvia>>.

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora