XX

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–Así vestidas, tan elegantes -comentó, mientras se dirigían al bar-, supongo que tendría que tomar algo adecuado, algo propio de unas señoritas refinadas, pero lo que me apetece de verdad es un whisky con hielo.

Karlie no pudo contenerse y soltó una carcajada, aunque sabía que la gente de alrededor se volvería a mirarla.

-Si mal no recuerdo, la última vez que te vi tan arreglada y tan guapa como hoy estabas bebiendo un trago bien fuerte.

<<¡Que demonios, Dios! Es capaz de convertir cualquier cosa en un piropo.>>

-¡Ni que fuera una borracha empedernida, Karlie! -exclamó, como si se hubiera ofendido-. No bebí tanto de ninguna manera.

-Me refería a la clase de alcohol, no a la cantidad -respondió Karlie con una sonrisa. Llegaron al primer lugar de la cola y pidió dos copas-. ¿Qué te parece la función? -preguntó, apoyada en la barra.

La postura de Karlie le recordó a Humphrey Bogart en Casablanca.

-No hay duda: El lago de los cisnes es el ballet que más me gusta. -Al coger su copa, rozo los dedos de Karlie a propósito y vió como se le oscurencian los ojos inmediatamente.
Sin intentar siquiera ocultar el placer que le causaba aquella señal delatora, preguntó-; ¿Y tú? ¿Te lo estas pasando bien?

Karlie sonrió, consciente de que la había sorprendido mirandole las piernas. Ofreció el brazo a Taylor y se alejaron de la cola. Llegaron a un rincón apartado del vestíbulo y, rápidamente, maniobró de tal forma que Taylor se quedó con la espalda contra la pared.

-Ya sabes que sí -le dijo, mirándole las piernas que tanto la habían tentado durante el primer acto. Ahora las cubría la delicada seda del vestido y Karlie dejó escapar un pequeño suspiro de desencanto.

-Deberías prestar más atención a la función, Karlie -bromeó Taylor, envalentonada, con ganas de arriesgarse-. Es muy bonita -No pensaba reconocer que ella tambien se había distraído mucho.

-La belleza, Taylor -dijo Karlie acercandose más-, está en quien la aprecia, y no dudes que he prestado toda mi atención a una cosa magnífica.

-Eres encantadora -respondió Taylor, riéndose-. Se nota la práctica que tienes en quitarle los pantalones a las mujeres a fuerza de encanto. -Sentía curiosidad por ver cómo respondía Karlie a aquel comentario.

No pretendía juzgarla en absoluto.

-He dicho toda la verdad y nada más que la verdad, con la ayuda de Dios -Karlie se puso la mano en el corazón, pero no consiguió borrar su sonrisa-. Y tu no llevas pantalones -añadió, con un guiño.

-Que observadora-. Bien, dispénsame un minuto. Tengo que ir al lavabo. Y no permitas que nadie te acapare -añadió, por encima de hombro-. Vuelvo enseguida.

Karlie dio un sorbo a su copa y se quedó mirando a su excitante acompañante hasta que dejó de verla. Le asombraba lo mucho que estaba disfrutando de cada instante con Taylor, incluso al margen del coqueteo por ambas partes. No recordaba desde cuando no disfrutaba tanto en compañía de una mujer inteligente. Klossy tenía un abono para la temporada de ballet y Karlie solía poner las entradas a disposición de sus empleados, pero había tenido la corazonada de que a Taylor le gustaría aquella producción. Una vez más, empezó a imaginarse aquel cuerpo escondido bajo el vestido negro.

-¡Qué lastima! Una voz conocida, a su espalda, la sobresaltó, pero mantuvo la comportura.

-Es la segunda vez que aciertas esta noche, Mark. Es una lástima que te empeñes en perder el tiempo.

-Tendría que ser un delito que las mujeres más buenas sean de la otra acera gruñó su cuñado.

A Karlie se le revolvió el estómago.
La velada estaba transcurriendo maravillosamente y no estaba de humor para los comentarios del cretino de Mark.

-Mark -le dijo, mirándolo directamente a los ojos-, anda y que te folle un pez.

-La verdad es que prefiero follármela a ella, Karlie. -Señaló a Taylor, que ya volvía, con la copa que tenía en la mano.

Karlie contuvo un deseo desbordante de tumbarlo allí mismo. Quería a su hermana y haría lo que sea por ella, pero tener que aguantar las groserías de su cuñado siempre la ponía a prueba.

Sospechaba que engañaba a Kimberly y que no se lo pensaría dos veces si tuviera ocasión de hacer exactamente lo que acababa de decir. Kimberly nunca la hacía caso en ese aspecto y seguía dedicándose a él, pero era evidente que Mark sólo creía en la parte de los votos matrimoniales que dice <<en la riqueza>>.

Karlie apuró la copa rápidamente y salió al encuentro de Taylor, dejando plantado al sinvergüenza de Mark.

La copa vacía era la excusa perfecta para eludir juntas la compañía de su cuñado.

-¿Te apetece otra copa? -le preguntó a Taylor.

Taylor captó cierta tensión en su amiga un instante antes que pudiera disimularla. Sospechó que el hombre que la miraba fijamente era la causa de su incomodidad y en seguida descubrió por qué. Todavía no le había dado tiempo de aceptar la invitación cuando él invadió su espacio mirandola de arriba abajo como si eso pudiera halagarla.

-Cuánto bueno por aquí -dijo, en un tono repugnante-. Soy Mark, el cuñado predilecto de Karlie.

Karlie, que se moría de verguenza, se dió cuenta que no iba a ser tan facil deshacerse de él. <<¿Qué habré hecho yo para merecer esto?>>

-Mark, eres eres el unico cuñado que tengo -puntualizó. Contuvo el aliento.
Temía su réplica, y no la decepcionó.

-También soy el cuñado más guapo que tiene. -No apartaba los ojos del discreto escote del vestido de Taylor.

-Mucho gusto -dijo Taylor amablemente; pero, en vez de estrecharle la mano tendida, se agarró del brazo de Karlie. Era experta en cortar las atenciones no deseadas de hombres como Mark-. Entiendo perfectamente que su mujer se enamorase de usted a primera vista.- Tuvo un momento de incertidumbre, y digame Mark, ¿Su mujer es tan guapa como la hermana?

Karlie reprimió una risotada al ver la expresión de Mark. Taylor le había dado un buen corte, sin estridencias y sin la menor vacilación. <<¡Tocado!>>
Muy pocas veces lo había visto quedarse mudo, y aquel instante fue genial.

Taylor se agarró del brazo de Karlie con las dos manos y se acercó a ella, hasta que sus cuerpos entraron en contacto.

-Si es tan guapa como ella considerese afortunado. -El hecho de estar pegada a Karlie, indicaba que estaban juntas. La intimidad que denotaba sutilmente aquella actitud no dejaba lugar a dudas. Karlie aprovechó la coyuntura para escapar de su lascivo cuñado y se dirigió rápidamente al bar. Cuando Mark ya no podía oírlas, apretó la cálida mano de Taylor, que reposaba en su brazo.

-Eres impecable.

Taylor estaba como si no hubiera hecho más que espantar a un moscardón pesado.

-Cuestión de practica. Son todos iguales. -instintivamente, sabía que a Karlie no le ofendería su reacción a las majaderías de su cuñado ¿Volvemos a disfrutar del resto de la función?

-Volvamos -dijo Karlie, mirando los chispeantes ojos azules de la mujer que tenía al lado, y el tema quedó zanjado.

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora