XIX

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Taylor colgó y recordó las frecuentes discusiones que mantenía consigo misma últimamente a todas horas. Por fin llegó a la conclusión de que no quería que Karlie se la tomase como una más en la larga serie de mujeres en su vida. A ella no le interesaba el dinero, la fama ni el poder de Karlie.

Reconocía que, al principio, la había atraído sexualmente, pero, después de la conversación que habían mantenido durante la cena, también le interesaba como persona. Mezclarlo ahora con el sexo sería enturbiar las aguas sin remedio.

<<Pero la verdad es que me encantan las aguas turbulentas.>>

-Lo único bueno de estos espectáculos es que se ve mucha carne.

Karlie fulminó con la mirada al hombre que estaba a su lado. Jamás comprendería por qué su hermana se había casado con un canalla como Mark Nelson, pero lo más inexolicable era que siguiera casada con él.

-¡Vamos, Karls! -exclamó Mark, tras dar un buen trago de cerveza. Seguía escrutando al público con la mirada-.
Sabes perfectamente que te gusta mirar tanto como a mí.

Karlie nunca habría dicho que Mark miraba en ninguna de las acepciones de la palabra. Mark desnudaba lascivamente a las mujeres con los ojos.

-¡Qué cerdo eres, Mark! -le dijo, sin disimular el asco que le daba-. Conozco a tu madre y sé que te ha enseñado mejores modales, -el padre de Mark había fallecido unos años después de la boda de Kimberly y Mark Lou Nelson solían asistir a las reuniones familiares de los Kloss.

-Sí, es verdad. Pero también dice que tengo a quien parecerme -dijo, y le guiño un ojo.

El padre de Mark había sido un mujeriego, según decía, y, por lo visto, Mark estaba orgulloso de la herencia.
Karlie siempre tenía la sensación de que necesitaba una ducha, después de estar un rato con él. Con aquella actitud tan grosera, podía estropearle toda la velada. <<¡Dios! ¿Donde estará Kimberly?>> miraba entre la gente, buscando a su hermana.

Empezó a alejarse, pero Mark la agarró del brazo.

-¡La virgen! Mira lo que acaba de entrar por la puerta. -Karlie miró sin poder evitarlo y, al momento, se le paró el corazón-. Yo quiero una como esa -dijo Mark, casi babeando.

Por una vez, Karlie tenía que darle la razón a su cuñado, pero desde luego no se lo dijo. Aquel hombre la despreciaba y recurría a lo que hiciera falta con tal de ponerse por encima de ella. Le había molestado sobremanera que le hubieran pasado por delante dos veces en la dirección de Klossy, y había demostrado sin la menor sutileza que no la consideraba apta para el cargo.

Karlie sospechaba que su cuñado tramaba algo, últimamente, pero no sabía qué, y en ese momento tenía mejores cosas que pensar.

Taylor todavía no la había visto, de modo que Karlie tuvo ocasión de observarla sin que ella lo supiera.
Llevaba un vestido negro de tirantes finos, que dejaba al descubierto sus suaves hombros. El cuerpo del vestido tenía unos botones de perlas y, al andar, los suaves pliegues de la falda, que le llegaba justo a las rodillas, se movían con ella. Llevaba el pelo recogido en la nuca y, en las orejas, unos pendientes de diamantes que hacía juego con el collar, labios rojos. Un reloj de oro en la muñeca completaba el conjunto de accesorios.

<<No tenía ni idea de que una abogada pudiera ser tan guapa.>>

Un codazo en el costado, cortesía de Mark, la sacó bruscamente de su ensoñación.

-Esta para comersela -dijo, y se relamió los labios-. Qué no daría yo por ser el tipo al que esta buscando.
En el mismo instante en que Mark terminó de hablar, la mirada de Taylor se encontró con la de Karlie, y a Karlie se le aceleró el corazón al ver la sonrisa de reconocimiento que iluminaba su rostro.

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora