XV

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¿Qué quieres que te cuente?
-preguntó con incertidumbre, sin saber muy bien si quería seguir por ese camino. Le resultaba mucho más facíl actuar según lo que esperaban de ella los asociados, los conocidos e incluso las amantes. En ese terreno se movía con seguridad; pero esto era otra cosa.

-Hablame de tu familia. -Taylor se apoyó en el respaldo cómodamente, con la bebida en la mano, dispuesta a escuchar.

Karlie la complació. En realidad, no dejó de hablar durante toda la cena. Les contó que sus bisabuelos habían inmigrado de europa en tiempos de la Primera Guerra mundial sólo con lo puesto, y habían montado una pequeña y próspera empresa en el sur de Manhattan. Le habló de la expansión absiguiente, con la siguiente generación, al terreno de la banca, de la enmancipación de su abuelo, que levantó con gran éxito una compañia de inversiones bancarias al margen de la familia.

A lo largo de la cena, Taylor se fijó en la luz que iluminaba los ojos de Karlie cuando hablaba de su familia. Vió que se le empañaban un poco al recordar la muerte de su padre y la evolución de la compañía cuando su tío asumió la dirección.

-Tenía entonces dieciocho años -dijo, en un tono de resignación- y ningún interes por hacerme cargo de Klossy.

-¿Qué era lo que te interesaba -preguntó Taylor.

-Las mujeres. Muchas mujeres.- Karlie miró cautamente a la que tenía enfrente. Por su expresión, supo que Taylor no la juzgaba ni condenaba, simplemente, la animaba a seguir hablando-. Supongo que, en aquella época era muy egocéntrica.

-¿Supones? -bromeó Taylor.

-De acuerdo, era joven , rica y egocéntrica.

-Y endemoniadamente atractiva, no lo olvidemos -apostilló Taylor jocosamente.

<<¿De veras?>>

El buen caracter de aquella mujer no dejaba de asombrarla.

-Bien, sí, eso también. -Le hizo un guiño y siguió, medio en serio-. Nunca supe a ciencia cierta si lo que más les atraía era yo o mi dinero. Pero tengo que reconocer, muy a mi pesar, que en realidad no me importaba.

-¿Y ahora sí? -inquirió Taylor.

-A veces.

-¿A veces? -Taylor se mostró sorprendida por su sinceridad.

Karlie, consciente de que su respuesta le haría ganar o perder posibilidades de llevarse a la cama a aquella mujer tan sexy, se lanzó de cabeza, sin pensarlo más.

-A veces, lo único que busco es desahogarme un poco. No quiero establecer vínculos duraderos, ni me planteo ningún compromiso, por eso no me importa en realidad.

Taylor le sostuvo la mirada. No pudo evitar hacer una ilusión a los rumores de conquistadora que Calvin le había comentado.

-Tengo entendido que te desahogas con frecuencia, y que lo haces muy bien.

-Bueno... -dijo Karlie, estupefacta-, ya sabes cuánto habla la gente -replicó, quitándole importancia al comentario.

-No -dijo Taylor, dispuesta a no zanjar el tema fácilmente-, ¿Cuánto habla la gente?

-No hay que creerse la mitad de lo que cuentan -dijo Karlie después de tomar un sorbo de vino-. Y la otra mitad no son más que imaginaciones de quien lanza el rumor.

-Entonces, ¿Qué mitad puedo creer?-Taylor no cejaba en su interrogatorio.

-¿La de la frecuencia o la del buen hacer?

Karlie sonrió con satisfacción y optó por darle a Taylor exactamente lo que quería.
-
De acuerdo, asesora. Te lo contaré todo. Soy de las que creen que el deseo sexual es una función fisiólogica natural. -Las imágenes que aquella frase le inspiraron le hicierón perder el hilo del argumento. Jugueteó con la copa mientras volvía a concentrarse-. Y..., en fin, si tenemos dos personas adultas, que están de acuerdo y son de la misma opinión, pues... dejó morir la frase sin saber como terminarla.

Ven A Buscarme - KaylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora