Cap 10: El comienzo

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Clary

Miré la hora en mi teléfono y como pude alcancé a ver que eran las 0:30 de la madrugada, y digo como pude porque ya estaba bastante borracha y veía algo borroso. Fue mi primera borrachera. Esa noche tomé cosas que ni siquiera recuerdo cómo se llamaban. Tenía que volverme a mi casa, así que saludé a los chicos, que estaban en el mismo estado que yo o quizá peor, y me fui. Mientras caminaba comencé a sentir el dolor en mis pies, por lo que tuve que sacar mis tacones y llevarlos en mi mano.
Pasando una esquina, comencé a sentirme mareada, ya ni podía seguir caminando. Me sostuve apoyando mi mano libre sobre la pared y sin previo aviso vomité. Sentí que todas las cosas pesadas que había comido en mi vida estaban saliendo por mi boca.

-¿Clary?

Como pude me volteé para ver quién me llamaba, me pareció raro escuchar mi nombre y supuse que era alguno de mis amigos hasta que vi de quién se trataba. "Mierda"

-No estoy bien para dar autógrafos ahora- Digo sarcástica levantando la mano para agarrar mi cabeza que se partía a la mitad. Él estaba con los ojos abiertos como platos. -¿Qué haces acá?

-Eso es lo que yo te debería preguntar. ¿Qué haces acá y....borracha?

-¿Qué te importa? No me vayas a decir que ahora te intereso.

-¡Más de lo que te imaginas!

Fruncí el ceño sin poder creer lo que decía, pero más que felicidad me daba bronca.

-Chau- Intenté irme, pero en un mal paso casi me caigo, él me atrapó justo.

-Dios mío, Clary. ¿Fuiste a un boliche?- Me solté de él bruscamente.

-¡Sí! ¿Sabes que sí? Estuve en un boliche. El de allá...- Señalé con mi dedo. Él rodó los ojos. -Y no estuve sola- Sonreí con falsedad. -Estuve con mis amigos. Ellos me vieron mal estos días y me propusieron levantarme el ánimo yendo a ese lugar, y bueno...- En ese momento sentía unas terribles ganas de llorar, mis emociones cambiaban casa cinco segundos. -Parece que no funcionó- Dije más tranquila.

-Supongo que no es necesario que no podés ir a un boliche. Tenes 16 años, Clary.

-Pero en 2 semanas cumplo 17- Volví a sonreír.

-Pero igual, hasta los 18 no podés entrar- Puse los ojos en blanco. -Vamos que te llevó a tu casa- Intentó acercarse a mí, pero me alejé.

-No, no. A casa no, es el último lugar al que quisiera ir ahora. Mis padres me matan si me ven en este estado- Mentí, no me los imaginaba dándome una charla sobre los peligros de tomar.

-Entonces... vamos a mi casa.

No me esperaba que lo propusiera, de todas formas, no dije ni sí ni no. Él me ayudó a llegar al auto y luego me subió. Me colocó el cinturón de seguridad y cerró la puerta del copiloto, rodeó el auto y se sentó a mi lado.

En el camino comencé a perder las fuerzas de mi cuerpo. Estaba muy casada y los parpados me pesaban. Apoyé mi cabeza en la ventana y cerré los ojos.

Llegamos a su casa después de treinta minutos. El lugar era grande, había un patio muy lindo y tenía dos perros, pero no llegué a verlos bien. Abrió la puerta y fue a la cocina donde lo seguí.

-Te voy a preparar un café.

-Gracias, sos re bueno vos- Dije sarcástica y me senté en una de las sillas junto a la mesa.

Lo escuché suspirar.

-¿Queres helado?- Es ese momento me sentí más despierta, me encanta el helado.

Me Enamoré De Mi Profesor #Wattys2020 / EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora