Lanzo la bola, tu la devuelves.

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-Bella, baja tenemos que hablar.- apenas llegamos empecé a subir a mi habitación cuando por fin habló mi madre.

-¿De verdad quieres hablar? ¿crees que hay algo de qué hablar?- le grité desde las escaleras.

-Sí hay de que hablar, ¡baja ahora mismo!

Bajé por puro coraje. Es que tenía que ser el padre de Edward, tenía que ser justo él.

-Estoy aquí, hablemos- la desafíe. Ella me enfrentó con sólo la mirada.

-Tú prometiste que no habrían más llamadas del director, Isabella, Edward es un buen muchacho, no tienes porqué golpearlo.

-¿Edward buen muchacho? Ja, ja, no me hagas reir- le conteste-, él venía jugando con fuego desde hace mucho, hoy se pasó de la raya, yo sólo me defendí. Pero, ¿ qué dices tú? Saliendo con el primer hombre que vez, preciso el padre del más mujeriego de la escuela ¿cómo crees que es el doctor si así es el hijo?- lo siguiente que sentí fue su mano en mi mejilla.

-¿Qué te está pasando? ¿Por qué me hablas de esa forma? Apenas si has tratado con Edward como para decir eso de él, mucho menos de Carlisle. Me equivoqué al pensar que eras capaz de entender que yo puedo salir con más personas.

-¡No tiene que ver con que salgas o no con alguien! ¡Es que es precisamente ese alguien! Tenía que ser el padre de aquel a que detesto.

-Bella, me has decepcionado, yo no te enseñé a juzgar mal a las personas por las primeras impresiones y menos a ser desdeñoza.- había usado su tono de madre, ese tono que hacía que mi corazón se estrujara.

Con las lágrimas de ira y tristeza le conteste:

-¡No estoy juzgando mal! Preguntale a Emmett si no me crees.- me di la vuelta para ir a mi habitación.

-Estás castigada- fue lo último que oí antes de encerrarme en mi habitación.

Hoy fue el peor día, no sólo peleé con mi madre sino que fui condenada a convivir con el causante de la pelea.

Él me las va a pagar, juro que esto no quedará impune.

Desperté con los ojos hinchados, vaya día que me espera. Me levanté a arreglarme y tratar de disimular que había llorado. Mi madre ya se había ido y me quedaba a solas con Emmett.

No dijo nada ni yo tampoco, me subí a su auto y anduvimos la escuela en silencio. De igual manera me bajé y me dirigí a mi clase, mi ánimo estaba por el suelo.

-¿Qué sucede, amor?- me preguntó James cuando entré a clase.

-Nada, bueno... Por culpa de Edward peleé con mi mamá y Emmett no me habla.

-¿Edward? ¿El hermano de Alice?

-Sí.

-¿Qué pasó con él?- se tensó.

-Nada importante, sólo... Discutimos y tengo que cumplir un castigo con él en la biblioteca.

-¿No te hizo nada?

-No.

-Entonces dejalo ser; deja esa cara, así no te verás linda- me dio un corto beso- ¿Esta bien?

-Vale. - le sonreí.

En los salones de clase estaban acostumbrados a las muestras de afecto entre James y yo, Incluso Alice se mantenía al margen de nuestra burbuja personal. Alice.

-¿Y Alice? Ella es de las primeras en llegar.

-¡Bella!- gritó mi amiga avanzando lo más rápido que sus tacones le dejaban, hacia mí.

Tú...IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora