La caída del tirano II

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  — Bella, no creo que sea el momento —murmuró acariciando mi mejilla.

— No habrá otro momento sino este —contradije—, necesito soltar algo de la presión, tu lo dijiste, debo dejarlo atrás y...

— Shhhh, no llores —tomó las lágrimas derramadas en mis mejillas al sostener mi rostro en sus manos—. Mañana ¿si? ahora descansa, duerme un poco, yo estaré aquí cuando despiertes. 

— ¿Y si no quiero hablar mañana? ¿Si todo este dolor se desvenase al amanecer?  ¿Si muero antes de poder decir algo?  

  — Si te duele el corazón, tanto como dices, te aseguro que querrás estar en paz. Por ahora es necesario que descanses, princesa —arrugué el ceño cuando la tristeza acumulada se tonó ne ira.

— No me vuelvas a decir princesa.

Me acomodé en sus brazos  y me dejé llevar por morfeo, mientras le pedía que no me lastimara más con sueños de un futuro hipotético y doloroso donde el rey me tomaba por reina. Desperté y tal como Jacob había dicho las palabras estaban acumulándose en mis labios, se había convertido en una necesidad imperiosa el revelar la mascara del rey bueno que no rompe nada.

  — ¿Estás segura de querer contarlo? No quiero que me tomen por chantajista —bromeó entregándome el almuerzo preparado por él.

— Debo hacerlo —le respondí cuando sentí nuevamente algo vacío dentro de mí.

Volteé a mirar la puerta por la que el rey y su reina habían salido horas atrás, recuerdo ver la cara sonrojada de Elena despidiéndose mientras Edward ni me miró siquiera, sino frunció el ceño a Jacob y se marchó.  

  — Bueno, adelante. 

Suspiré y dejé que todos los recuerdos desde mi llegada a Forks se reprodujeran en mi mente, algunos eran nítidos mientras a otros los cubría la bruma, conocía perfectamente la razón, algunos los evité tanto que se volvieron pesadillas, mientras otros eran sueños que no tenían otro fin sino romperme.

— Verás,  Jake yo, —¡dios! es más difícil de lo que pensaba— creo que es obvio, pero, estoy enamorada de Edward —sonreí; la carga empezó a aligerarse—. Y no estoy triste porque él está con Elena, aunque no es de mi preferencia, pero... estoy triste porque jamás debí enamorarme de él, nunca me habría enamorado de él ¿sabes? Yo lo odiaba, desde el primer momento que lo vi estaba esa... tensión, él era un idiota, un grandísimo idiota, y me asqueaba verlo ¿quién con una mínima de cerebro pensaría que él era digno de adoración? 

» Pero, a pesar de todo, el odio no fue cosa mía, él se metió conmigo primero, no le había hecho nada, ni siquiera lo determinaba, pero él... él me odiaba, sus ojos eran jades ¿sabes? no me gusta el jade, es muy frío, como sus ojos ¿no los has visto? cuando me mira son jade—suspiré notando como él nudo en mi voz quería desatarse; fijé mi vista un punto distante del pasado, evitando ver la mirada de Jacob y no permitir que se truncará mi liberación—, luego me quitó a Emmett aprovechándose de... de...James y después mi madre y su padre. No sé porqué todos me decían inmadura y no veían que él también actuaba así, pero yo era el problema, la niñita, pero descubrí que pelear con él era caso perdido y quise madurar, por mi familia.

» Luego la madre de... James murió y me hizo prometerle que cuidaría de su hijo, que no lo dejaría solo, no te puedes imaginar cuanto daño me hizo esa promesa, él se descontroló, bebía, me engañaba y yo tenía que estar con él porque lo había prometido y él me necesitaba...nadie notó cuna sola estaba,bueno, Alice sí, pero ella estaba rodeada de felicidad, como  todos lo estaban, casi como en una burbuja y no iba a ser yo la que la rompiera, además, Edward estaba siendo amable, fue extraño, pero sé que allí él empezó a entrar en mi mente y pronto él notó como estaba cayendo, así que me dio consuelo, llegado un punto no me decía lo que estaba mal y que yo sabía debía cambiar, él se limitaba a dejarme llorar en las noches sobre su pecho. Era reconfortante tener a alguien que me acompañara y me sostuviera mientras era capaz de estar en pie otra vez.    

Tú...IdiotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora