EDITADO.
[Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"]
Scott y Meredith McCall eran adolescentes normales, acostumbrados a la aburrida cotidianidad ofrecida por su ciudad natal, Beacon Hills. Pero todo cambió la noche en que uno de ellos...
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|| Co-capitán.
Para cuando finalmente regreso a casa, el cielo nocturno ya ha remplazado al diurno y el reloj marca que son cerca de las siete. Además, tanto mi hermana como mamá están también ya aquí, lo sé porque las oigo hablando en la habitación de mi progenitora. No sé qué estén haciendo, pero seguro es algo de mujeres.
Después de mi encuentro con Allison en el bosque, Stiles y yo fuimos a comer pizza y a distraernos un rato en las maquinas de arcade que hay en el mismo local, aunque pasamos más tiempo compitiendo en "Dance, Dance Revolution".
Al entrar a mi habitación, saco mi teléfono para checar mi buzón de voz, pues las veces que sonó a lo largo de la tarde decidí ignorarlo. El primer mensaje es de la compañía de teléfono, recordándome que debo dar un pago antes del diecisiete del mes; el segundo es de mamá, pidiéndome que llegue a casa antes de las siete treinta. El último resulta ser de mi maestro de ciencias sociales.
—Scott, no entregaste tu tarea hoy. Si necesitas más tiempo te daré cuarenta y ocho horas, máximo.
—Maldición —murmuro, virando los ojos con exasperación; ni siquiera me acordaba de esa tarea, ni ¡siquiera la he empezado! Ahogo un suspiro cuando alguien llama a mi puerta—. No ahora mamá —hablo alto para que me oiga, escuchando el resto del mensaje de voz de mi maestro y sentándome a la orilla de mi cama; vuelven a tocar—. Dije que ahora no —espeto, levantándome para ir a abrir.
Me quedo estático al ver que en el pasillo no se encuentra ni mamá ni Mer, sino Allison.
—Lo siento. Mer me dejó pasar —me dice en una bocanada de aliento, acomodándose un mechón rizado de cabello detrás de la oreja. Parpadeo cuando ella suspira por lo bajo—. ¿Podemos hablar?
Todavía anonadado por su presencia aquí, en mi casa, asiento y me hago a un lado para dejarla entrar a mi cuarto, cerrando la puerta detrás de mí cuando la veo sentare en mi cama. No esperaba verla tan pronto, no después de lo rápido que se alejó de mí en la reserva, pero mi corazón y mi fuero interno y todo yo se siente feliz de que esté aquí.
Nuestras miradas se conectan por una fracción de segundo, antes de que ella baje la cabeza y restriegue sus manos en la tela de su pantalón. Ahogo un suspiro, obligando a mis piernas a moverse para ir a sentarme a su lado.
Espero a que diga algo, mas que un minuto se convierte en tres, luego en cinco, siete y finalmente en once. Cuento los minutos solo porque estoy nervioso, es la primera vez que ella está en mi casa, en mi cuarto, y ni siquiera tengo claro el por qué.
Allison se ha limitado a boquear cada cierto tiempo y a retorcerse las manos sin parar.
—¿Quieres que diga algo primero? —ofrezco cuando el silencio termina por exasperarme.
