XXI. La búsqueda del libro mágico.

9.3K 878 117
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|| La búsqueda del libro mágico

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

|| La búsqueda del libro mágico.



Sé que estoy dormida. Sé que estoy soñando. Y lo sé, tengo la total certeza de ello, porque he tenido este sueño antes, por eso sé que nada de esto es real. Sin embargo, la sensación del fuego envolviéndome de pies a cabeza y calcinándome la piel, haciendo crepitar cada centímetro de mi cuerpo me parece tan real que inclusive hasta soy capaz de oler mi propia carne achicharrándose, asándose de a poco, con una tortuosa lentitud. El gutural grito que sale de mi garganta está desgarrándome las cuerdas vocales, pero no puedo parar, el dolor que corre por mis venas no me lo permite. Tampoco puedo respirar, el humo de las llamas me ahoga, me sofoca.

Abro los ojos y me levanto de un tirón. Respiro agitada, siento las mejillas húmedas y mi cuerpo empapado en una gruesa capa de sudor. Estoy llorando y tengo mucho calor, tanto que entre sueños arrojé fuera de la cama el cobertor y la sábana. Limpio el rastro de lágrimas con el dorso de mi mano.

—Mi querida Meredith. —Una voz femenina y que no reconozco me hace percatarme acerca de mi entorno; de alguna manera que no logro comprender, me hallo en medio del bosque—. Temía que no fueras a despertar nunca.

Me parece haber escuchado antes esa voz, pero consigo profundizar en ese pensamiento debido a que el ruido de unas ramas rompiéndose me distrae. Miro a mi alrededor, frenética y atemorizada, no veo a nadie. La luz de la luna es muy débil, apenas pude reconocer que estoy rodeada de árboles. La helada brisa invernal me ayudó a deducir mi localización.

Con temor, me atrevo a bajar de la cama. Si soy lo suficientemente rápida, quizás pueda llegar a la carretera y, con algo de suerte, algún auto pasará y me verá y podré pedir un aventón de regreso a mi casa. No obstante, en cuanto mis pies tocan el suelo me percato de que estoy parada sobre un charco de agua, la cual me cubre hasta los tobillos. Al alzar la mirada, los pocos árboles que alcanzaba a distinguir desaparecen, al igual que mi cama y la escasa luz lunar. De pronto estoy sumida en una profunda oscuridad, algo que me pone los nervios de punta y me hace sudar frío.

About Werewolves and Witches | Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora