EDITADO.
[Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"]
Scott y Meredith McCall eran adolescentes normales, acostumbrados a la aburrida cotidianidad ofrecida por su ciudad natal, Beacon Hills. Pero todo cambió la noche en que uno de ellos...
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|| Campo de batalla.
Stiles.
Estaciono el Jeep cerca del campo de lacrosse, lo más cerca posible para facilitarme el acceso a los vestidores de chicos, donde escucharé el discurso habitual del entrenador antes de cada juego de final de temporada, y también para que mi novia no tenga que caminar mucho hasta las gradas, que comienzan a llenarse del público que viene a apoyar a ambos equipos.
Con un poco de nerviosismo, tomo la mano de Meredith y entrelazo nuestros dedos. El contacto me da una sensación de calma que contrasta con la ansiedad del día.
—Gracias por acompañarme —le digo, mirándola a los ojos con sinceridad.
Ella me regala una sonrisa que acelera mi corazón, esa sonrisa que parece tener el poder de iluminar todo a su alrededor.
Siempre se ve hermosa, me parece que esta noche la forma en que se alació el cabello y sujetó los mechones más rebeldes detrás de sus orejas, el maquillaje que oculta esas pecas que sólo puedes ver si te acercas lo suficiente a su rostro, el suéter blanco de lana... todo la hace ver más radiante que otras veces. Y no logro explicarme el cómo lo hace, pero me encanta.
—No tienes nada que agradecerme —responde, su voz suave y reconfortante.
—Claro que sí —reniego—. En especial porque solo estaré en la banca. Aunque, de todos modos, es agradable saber que estarás en las gradas —agrego, sintiendo el consuelo en su presencia.
—¿Y tú cómo sabes que te quedarás en la banca? —me reta, enarcando una bien definida ceja—. Quizás hoy el entrenador decida darte una oportunidad y te deje jugar —opina con un optimismo genuino que hace que mi sonrisa se ensanche aún más.
Sonrió, aguantando el inicio de una risilla.
—Lo dudo. Pero gracias por creer que eso pueda pasar.
—Pues algo bueno tiene que ocurrir esta noche, ¿no lo crees? —formula en un tono un poco desanimado, aunque intenta ocultarlo detrás de su sonrisa.
