EDITADO.
[Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"]
Scott y Meredith McCall eran adolescentes normales, acostumbrados a la aburrida cotidianidad ofrecida por su ciudad natal, Beacon Hills. Pero todo cambió la noche en que uno de ellos...
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|| El cumpleaños de Lydia.
El martes por la tarde mamá me ayuda a escoger mi atuendo para la fiesta, pues yo no estaba seguro de qué tan formal o informal debía verme. Optamos por unos jeans oscuros, una camisa de vestir verde y la chaqueta negra que Meredith me regaló la Navidad pasada. Como mi hermana sigue enfadada, mamá decidió que era mejor convivir conmigo, intentando suavizar la tensión que ha rondado en la casa. Sus historias y su risa contagiosa lograron aliviar un poco la atmósfera cargada.
Luego, el miércoles por la noche y mientras me coloco algo de gel en el cabello para mantener los mechones rebeldes en su lugar, mamá entra a mi habitación de nuevo. Pienso por un instante que va a ofrecerme algún consejo sobre mi apariencia y advertirme que no beba alcohol ni me meta en problemas, pero cuando veo a través del espejo que su usual expresión calmada y cálida es opacada por una mueca, adivino que Meredith ha logrado por fin ponerla de malas.
—Tu hermana dice que no irá a la fiesta de cumpleaños de su amiga. —La voz de mamá suena tensa y su expresión me advierte que va a darme una orden.
—¿No va a ir a la fiesta de Lydia? —repito un tanto confundido, girando sobre mis talones.
—Eso fue lo que dije —responde en un retintín irritado—. Su amiga...
—Lydia —repito el nombre. Mamá siempre ha sido un poco mala para recordar cosas cuando está enojada.
—Lydia se tomó la molestia de comprarle un vestido y traérselo, sin cobrarle un centavo —enfatiza—. ¿Entiendes, Scott? Ella es la cumpleañera ¡y le compró un vestido a tu hermana y ahora ella decide que no irá a la fiesta! —exclama, agitando las manos en el aire.
—Eso es... Malo —atino a decir
—¿Tú crees? —suelta. La mirada que me dedica deja muy en claro lo que espera de mí antes de siquiera decirlo—. Tengo que irme al trabajo, pero tú puedes entrar allí y convencerla de no decepcionar a la chica que le regaló todos esos hermosos vestidos que tiene arrumbados en el fondo de su armario.
