EDITADO.
[Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"]
Scott y Meredith McCall eran adolescentes normales, acostumbrados a la aburrida cotidianidad ofrecida por su ciudad natal, Beacon Hills. Pero todo cambió la noche en que uno de ellos...
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|| Bala mágica.
Scott.
Después de pasar la tarde entera en casa de Allison y haber pasado una realmente incomoda cena con sus padres y su tía, a quien tuve que robarle una bala para poder a ayudar a un moribundo Derek, finalmente llego a la veterinaria. El Jeep de Stiles está aquí, así que no tardo en bajar de la bicicleta y entrar por la parte de atrás de la clínica.
—¡Stiles! —grito en cuanto estoy dentro, avisándole de mi llegada—. ¿Qué diablos estás haciendo? —espeto desconcertado al ver a mi mejor amigo sosteniendo el serrucho eléctrico sobre el brazo de Derek, quien no trae puesta una camisa y que en su brazo herido tiene amarrado un elástico varios centímetros por encima de la herida de bala.
Obviamente Stiles iba a cortarle el brazo.
—Oh Dios, acabas de evitarme una vida de pesadillas —dice con alivio y deja el serrucho sobre la mesa de curaciones.
Sacudo un poco la cabeza y me acerco a ellos. Derek se endereza a duras penas, para mantenerse en pie debe apoyarse en la mesa.
—¿Lo conseguiste?
Del bolsillo de mi pantalón saco la bala que robé de la tía de Allison (la misma que le disparó en primer lugar) y se la entrego. Él la eleva a la altura de sus ojos y la examina.
—¿Qué harás con ella? —pregunta Stiles.
—Voy a... voy a... —La bala cae de su mano y medio segundo él se desmaya.
—¡No! —grito con frustración. Tanto trabajo que me costó conseguir la maldita bala. De inmediato me acerco a tratar de sacarla del desagüe en el que acabó cayendo—. No, no, no, no. —Me tiro al suelo y meto los dedos entre las rendijas del desagüe. No alcanzo la bala.
—¿Derek? Vamos, despierta. —Oigo a hablarle al hombre lobo. Estiro todo lo que puedo mis dedos para agarrar la bala—. Scott ¿qué diablos haremos?
—¡No lo sé! —Me estiro y esfuerzo un poco más—. No la alcanzo.
—¡No se despierta! —Un poco más, ya casi—. Creo que está muriendo. Creo que murió.
