EDITADO.
[Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"]
Scott y Meredith McCall eran adolescentes normales, acostumbrados a la aburrida cotidianidad ofrecida por su ciudad natal, Beacon Hills. Pero todo cambió la noche en que uno de ellos...
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|| Cita desastrosa.
Hace dos días, durante una conversación antes de clases que muy a duras penas duró ocho minutos, Allison me convenció de invitar a Isaac a salir conmigo otra vez.
Lo extraño, o quizás no, es que todo empezó cuando ella me dejó saber que estaba al tanto del intercambio de saliva entre su amiga la pelirroja y mi hermano mayor, lo cual me llevó a confesarle que estoy un poco dolida porque a Stiles eso le afectó bastante y, por ende, una vez más, confirmé que él nunca se va a fijar en mí.
Ahora me encuentro en el campo de lacrosse, armándome de valor para ir hacia el rubio de un metro ochenta. Estamos en el siglo XXI, no necesito esperar a que él me invite a salir otra vez, tampoco es raro que yo sea la de la iniciativa; es decir, es más probable que descubras que tu hermano es un hombre lobo a que un chico corteje a una chica en estos días, así que ¿por qué no normalizar el que la chica dé el primer paso?
No digo que Isaac no me corteje, Allison me aseguró que lo hace y que muestra verdadero interés en mí, pero tal vez me hace falta compartir algo más que una cita con él para descubrir si en verdad me gusta, si en verdad mi corazón está dispuesto a darle una oportunidad.
Expulso el aire en mis pulmones por la boca y sacudo las manos. Mi fuero interno me alienta a dar un paso al frente, recordándome que llevo dos días aplazando este momento y no puedo seguir haciéndolo.
Nopes. No puedo hacerlo. Doy media vuelta con la intención de alejarme lo más rápido posible de aquí, pero apenas doy tres pasos y me arrepiento. Sí puedo hacer esto, soy una chica fuerte... algo. Pero sí soy súper inteligente y tengo un don para las artes. Además, debo abandonar toda expectativa y esperanza de que Stiles se fije en mí algún día, sobre todo después de que ayer me despeinara el cabello de la misma forma en que Scott lo hace al toparnos entre clases. Tras enterarse de mis sentimientos por él, tengo toda la certeza del mundo de que esa fue una sutil manera de decirme "¿tú y yo?, nah, nunca pasará".
Vuelvo a dar la media vuelta. Solo tengo que encontrar a Isaac, acercarme e invitarlo a salir. Es sencillo. Yo puedo hacer esto.
