XIX. Sensibilidad

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"Sensibilidad no es debilidad,

Última clase, sentimientos a flote ¿Todo salió demasiado bien o es cosa mía?

Salí de clase de ética lo más rápido que pude, sintiendo como me había puesto en evidencia, a mi parecer.

Comencé a caminar apresuradamente por los pasillos, casi corriendo, de una manera evidentemente ridícula. Sentí como me seguían y al darme la vuelta... Era Connor, comencé a caminar más rápido aún, sintiendo que por cada paso que daba mi corazón bombeaba sangre de forma más rápida.

-Paula, espera -sentí su mano en mi hombro y le lancé una mirada fría.

-Estoy lo suficientemente ocupada como para hablar con alguien que no vale la pena.

-No me digas eso, eres muy importante para mí -se acercó hacia mi y mi respiración se paralizó.

<<Estúpida, reacciona>>

-Aww Connor, que dulce eres -. Lo miré fingiendo ternura de manera exagerada -lástima que no sienta lo mismo que tu.

-Yo sé que sí -dijo cortando la poca distancia que quedaba entre nosotros y atacando mis labios con ferocidad.

Sorprendida y consternada me vi intentando separarme, pero él me tenía aprisionada entre sus brazos, y sin darme cuenta terminé siguiéndole el beso, algo de lo que terminaría arrepintiéndome.

Sus labios se movían sobre los míos con cierta rapidez y mis labios respondían a los suyos de manera casi automática. Sentía mi corazón palpitar rápidamente y de un momento a otro, sentí como el me alejaba de un empujón limpiándose la boca con asco y haciendo que esa nube de sentimientos se evaporara al ver a mi alrededor a muchas personas del instituto riéndose de mí.

-Sabía que estabas enamorada de mí, pero no tanto para creer que sería capaz de besarte -dijo obteniendo risas de las frívolas personas de mi alrededor.

-Oh cariño, no te ilusiones, los dos sabemos que solo te seguí este beso para comprobar si eres tan buen besador como dicen, pero no. Eres un asco -puse cara de asco.

-Oh paula, no finjas. Todos sabíamos que caerías bajo mis encantos -dijo haciendo que tragara el nudo de mi garganta mientras intentaba defender mi posición inútilmente.

-¿Caer bajo tus encantos? ¿Desde cuando tienes encantos? -reí mientras me acercaba a él y le besaba de forma fiera sintiendo como él seguía mi beso -. Sí, comprobado, deberías lavarte los dientes -. Sonreí y mi rodilla se subió de forma automática dándole en su intimidad.

Lo miré con odio y pena ¿Cómo podía haber sido tan idiota como para caer bajo las redes de aquel falso prototipo de chico perfecto?

Me alejé de allí con una falsa valentía, ya en el patio podía sentir unas gotas saladas deslizándose por mis mejillas y mi labio inferior aprisionado entre mis dientes para evitar sollozos. De nuevo bajo aquel árbol.

Era tan tonta, tan fácil de usar, tan débil ...

Con las manos temblando cogí unas tijeras de mi mochila y comencé a saciar mi dolor, a compensar mi dolor psíquico con dolor físico.

Sangre emanaba de mis muñecas, la cual manchaba la hierba bajo mis pies. Cada vez salían mas gotas escarlatas que se iban mezclando con mis lágrimas.

-Paula -escuché que gritaba Aria.

Me obligué a callar los estúpidos y débiles sollozos deseando que ella no me viera en esta situación.

Guardé dicho instrumento manchado de sangre mi mochila, y quitando todo rastro de gotas saladas llamadas lágrimas de mis mejillas bajé la manga de mi chaqueta y salí de detrás de aquel árbol que se había convertido en mi confidente.

-¡Aquí! -grité llamando la atención de aquella rubia que sorprendentemente se preocupaba por mi.

-¿Qué te pasa? -me miró y la miré extrañada preguntándome qué clase de adivina era -. El rímel, querida amiga, el rímel -dijo leyendo mi mente.

-Oh.

-Sí. Oh -me miró severamente -¿Qué es eso de la hierba?

-Ketchup, algún idiota estaría tomando kétchup aquí -dije rápidamente y esta cogió mis brazos dejando a la vista mis cicatrizadas muñecas y dándome una mirada molesta.

Hola, espero que les guste este nuevo capítulo. ¿qué piensan que hará Aria?

Muñeca rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora