XXVII. Tsunamis

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Un orfanato.

Eso era lo que se encontraba frente a mis atemorizados ojos, no podía dejar de pensar en lo que me haría Darcy, en como escapar de ese grande problema que se avecinaba ante mi.

Era como una especie de tsunami y ya saben que pasa cuando ven un tsunami, intentan escapar pero no lo logran y este, termina alcanzándote y destruyendo todo a tu alrededor.

Pero al menos hay que intentarlo.

-Pareces asustada -dijo Liam con el ceño fruncido interrumpiendo mis pensamientos.

-Nah, solo pensaba -hice el fallido intento de una sonrisa -ya te puedes ir -intenté ser lo más educada posible.

-Ya me estás echando -se hizo el indignado.

-Tonto -le empujé riendo -. Suponía que tenias cosas mas interesantes que hacer que acompañarme a ver mi "casa".

-Nah, por cierto ¿Cuál es? -preguntó y yo tragué saliva un poco asustada y al mismo tiempo avergonzada.

-Es un secreto, cuando esté segura de que no eres ningún acosador te diré donde vivo -me reí.

-Okey okey, entiendo la indirecta, chao pequeña -me dio un beso en la mejilla y lo único que hice fue quedarme quieta, no estaba acostumbrada al cariño que provenía de parte de unos extraños, no después de lo que había pasado.

Cuando se fue, me dirigí con una mirada decidida hacia dentro.

-Paula -me abrazó Flinn sobresaltándome -. Donde rayos estabas, pensé millones te cosas, me has preocupado muchísimo, dios es...

-Eh, tranquilo, ya estoy aquí -lo interrumpí sintiendo como mi corazón palpitaba rápidamente ante aquella repentina atención de su parte.

-Dios, no te vuelvas a ir de esa manera. Todos hemos estado muy preocupados, Annie, Sharon e incluso Darcy.

-Lo siento, no era mi mejor día, necesitaba tomar aire y terminé perdiéndome.

-Okey, Darcy quiere hablar contigo y tengo que contarte algo que pasó con Annie -susurró lo último haciendo que mis pensamientos fueran cada vez más preocupantes.

Me comencé a dirigir hacia la sala de Darcy con mis pensamientos en esa pequeña niña ¿Qué podría haberle pasado? ¿Tan grave sería?

...

-Guau, mira que mocosa se ha dignado a aparecer -dijo Darcy burlonamente.

-Yo también me alegro de verla -le sonreí intentando mantener mi orgullo por el nivel correcto.

-¿En que momento dije yo que me alegraba de verte?

-En el momento en que me dijeron que me buscaba.

-Chica lista, muy lista -inquirió levantándose y dando vueltas a mi alrededor -últimamente he visto que tu forma de vestir ha cambiado, al igual que tu actitud -hizo una observación que no venía a cuento.

-Ha visto bien.

-Sí, y como supondrá tengo que tener todo bajo control y no puedo dejar que una niña se salga con la suya -me cogió rápidamente del cabello y me tiró al suelo -¿Qué te esperabas? ¿Qué te recibiría con los brazos abiertos? -se rió de mi y yo solo asentí haciendo que su mirada burlona pasara a ser una mirada confundida.

-Conozco a la gente despreciable y pensé que su nivel de odio hacia mi no sería tan grande -me encogí de hombros.

-Buen argumento, pero es imposible no tenerle odio a algo tan asqueroso y repugnante.

-Entonces... ¿Usted se odia a si misma? ¿Deberíamos odiarla todos?

-Imbécil ¿Qué te crees? -me dio una ostia en la cara de tal manera que de mi labio inferior salían unas pequeñas gotas de color escarlata.

-¿Qué me creo? Buena pregunta -me levanté del suelo decidida, más decidida que nunca -Creo que usted pasó una infancia tan mala que lo único que la hace mínimamente feliz es arruinar la de los demás, también creo que es un monstruo sin sentimientos, uno incapaz de amar y además estoy segura de que no se da cuenta el daño que nos hace a todos con sus estúpidos comentarios.

-Guau, no sabia que la mierda sabia hablar -sonrió -. Oh querida Paula, has vivido tan falta de cariño que no puedes aceptar que nadie te quiere, no puedes ver la realidad... ¡Eres un pedazo de mierda! ¿Por qué crees que te abandonaron tus padres?

-Un pedazo de mierda... bonita definición, intentaría definirla pero no hay definición para algo tan despreciable -la miré de arriba a abajo y antes de que pudiera parpadear ella estaba sobre mi, golpeándome por todas partes, haciendo que partes de todo mi cuerpo tomaran diferente color y otras quedaran tan adoloridas que a penas pudiera pronunciar una palabra.

Guardé las lagrimas para luego, guardé también los gritos de dolor y lo único que hice fue reír.

Reír a carcajada limpia haciendo que ella se quedara de piedra.

-Qué cobarde debe ser golpear a alguien, que cobarde debe ser... -la miré y justo en ese momento la puerta se abrió.

Sharon, mi mejor amiga, entró con lágrimas en los ojos y detrás de ella estaba Flinn con una cámara que no sabía de donde rayos podría haber salido.

-Prepárate para unos cuantos años de cárcel Darcy, esta grabación irá a la policía -señaló Flinn.

Espero que les guste.

¿Qué creen que ocurrirá en el siguiente capítulo? ¿alguna vez alguien mayor los ha golpeado?

Besos

Muñeca rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora