XXV. Despierta

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—¡Despierta! —me comenzaron a mover de un lado al otro mientras mis ojos se negaban a abrirse y volver a la realidad.

Al fin y al cabo las horas de sueño eran las únicas que nos mantenían tranquilos, aquellas donde podías soñar o simplemente no soñar, en las que escapabas de la realidad.

Abrí mis ojos encontrando dos pares de ojos sobre mi, unos verdes y otros castaños.

—Dejad a mi invitada en paz —dijo Lía haciendo que Liam y Ángel se rascaran la cabeza al mismo tiempo de forma nerviosa.

—Buenos días —sonreí avergonzada, al fin y al cabo no conocía a toda esta gente de nada —¿Qué hora es? —pregunté.

—Las dos de la tarde —dijo Liam.

—¿Qué? —grité sorprendida, era muy tarde, ese sofá resultó ser más cómodo que mi habitación del orfanato —. Mierda.

—Dijo una grosería —me señaló el pequeño Ángel.

—¡Lo siento! —dije avergonzada mientras me ponía los zapatos.

—No pasa nada cariño ¿Ya te vas? —me preguntó Lía.

—Realmente me encantaría quedarme aquí por más tiempo pero la persona que está a mi cargo en el orfanato no es la mejor del mundo y estoy segura que a penas llegue me va a ahorcar —sonreí en modo de disculpa —y no exagero.

—No pasa nada, pero al menos desayuna y luego Liam te acompañará —me dijo posando sobre la mesa un plato de hotcakes y un chocolate caliente.

—Muchísimas gracias —dije mientras comenzaba a devorar todo.

—Tienes algo ahí  —Liam señaló mi cara.

—¿Dónde?

—Ahí —me tiró un trozo de hotcake a la cara y yo reprimí un grito mientras mi boca se abría de sorpresa junto a mis ojos —Ups, se me escapó.

—¡Oye! ¿Por qué has hecho eso? —lo miré mientras me limpiaba con una servilleta.

—Me lo debías por el golpe de ayer.

—¡Sabes que eso fue sin querer! —le reproché.

—Y lo mío también —se encogió de hombros inocentemente y yo lo fulminé con la mirada y cogí lo primero que encontré en la mesa "el chocolate caliente" y se lo lancé —¡Quema, quema! —comenzó a gritar mientras yo abrí los ojos comenzando a reir al darme cuenta de que estaba caliente.

—¡Lo siento! —le dije tirándole servilletas a la cara.

—¡Mierda! Estoy ciego —comenzó a gritar y dar vueltas por la cocina con una servilleta pegada en su cara hasta que finalmente chocó con una silla y acabó en el suelo.

—¡Cuánto amor! —entró una chica de unos 18 años riendo y señalándonos a nosotros —me caes bien por lo que le has hecho a mi "encantador" hermano —hizo comillas con sus dedos llenos de pintura.

—Tú a mi... ¿También? —dudé viendo como Liam se sacaba la camiseta dejando a la vista un trabajado abdomen.

—¿Te gusta la vista? —preguntó él.

—Si claro, ver tu cara manchada de chocolate es lo mejor que he podido ver —le guiñé un ojo divertidamente.

—Espera a que me cambie y nos vamos.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó sonriente la chica.

—Paula ¿Y tu?

—Paola, encantada de conocerte.

—Igualmente—dije mientras me iba junto a Liam.

HOLAAAAAAAAAA.

espero que os guste este pequeño capitulo, no dudéis en comentar y votar. 

¿QUE TEAM SOIS? #TEAM LIAM  o   #TEAM FLINN 

besosssss, espero me hayan extrañado.

Muñeca rotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora