23. Un día más de vida (d) la batalla del otro mundo

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—Sí. Lo logró. Ya nació. La larga espera de todos sus súbditos finalmente terminó. Él ya está encarnado en la tierra, con forma humana. Hacerse humano le da la libertad de hacer lo que quiera, gracias a las leyes antiguas. Incluso atacar y conquistar este mundo. Acabará con todo si lo permitimos.

—El Libre Albedrío humano. Eso lo libera de todas sus ataduras.

Filideus asintió.

—Los Spadaccinos iniciaron la guerra contra los Somnostigios. Atacaron la Torre Oscura del Sur y seguirán atacando las demás. El Clan del Loto Púrpura y los Magos Blancos no se han manifestado aún, pero no tardarán en pronunciarse.

—¿Cuál es su estado actual?

—El cuerpo en el que la Suma Entidad del Verdadero Mal encarnó es apenas el de un niño. Su abominable poder y dominio sigue contenido dentro de él, sin desarrollarse por completo. Como todos los humanos, de momento cree que su verdadero yo es su cuerpo, pero su oscuridad crece día a día y no tardará en corroerlo todo. Nadie, ni siquiera los habitantes del Mundo Inferior, el Mar Muerto, se atreven a permanecer en su presencia.

—¿Él puede ir al Mundo Inferior siendo apenas un niño?

—Su conciencia aparece allí mientras duerme. No es voluntario y no puede decidir cuándo lo hace. Su casa en la Metrópolis está completamente vacía. Es una casa en ruinas, completamente abandonada y los Somnostigios la pasan por alto al no percibir energía de vida en ella. Dicen que desaparece y cambia de ubicación y no se ha visto desde que cumplió cinco años. Al parecer su casa ahora está hundida en algún lugar del Mar Muerto.

—...y aún es tan solo un niño —comentó Tasmel—. Dios, es demasiado.

—Lo es ahora, pero lo será por poco tiempo. Una vez despierte del todo a su verdadero yo, la era más oscura de la humanidad comenzará.

Tasmel se mordió el labio inferior, nervioso, pensando en todos sus seres queridos que aún estaban con vida. Ahora sabía que haber regresado a este mundo había sido la decisión correcta. Suspiró.

—Aún no ha llegado aquel tiempo. Así que supongo que me necesita para algo diferente, ¿verdad, Señor?

Filideus se relajó de repente y rió entre dientes. Tasmel no se sorprendió de su cambio de humor repentino: así era el Señor, y él mismo también.

—Sí. Sagaz como siempre. Necesito que cuides de una persona que es muy propensa a meterse en problemas. Quiero que seas su guardaespaldas.

Tasmel levantó una ceja.

—¿Quiere que sea el guardaespaldas de un sujeto problemático?

—Si no es demasiada molestia.

Tasmel ahogó una risa. Filideus continuó.

—Debo advertirte algunas cosas sobre esto. Primero que todo, mientras estés aquí no recordarás nada sobre la vida después de la muerte. Sabrás que falleciste pero tú mente será humana mientras estés aquí... lo que quiere decir que después de unos minutos en este mundo, estarás atado a la realidad subyugada bajo el espacio y el tiempo, que no es eterna ni integral.

—Supongo que eso es de esperarse.

—Con tu cuerpo espiritual podrás estar únicamente en el Mundo de los Sueños o en el Mundo Espiritual. El Mundo Físico está prohibido, y como bien sabes, el Mundo del Pensamiento se mueve en una vibración diferente a la tuya dado que ya no tienes un cerebro físico.

—Supongo que no quieren que regrese como fantasma a aterrorizar algún edificio abandonado. Está bien, aunque hubiera sido divertido.

—No debes revelar tu antiguo nombre. Serás simplemente Tasmel.

—Tiene razón. Si alguien lo supiera podría ser un gran problema.

—Tampoco debes, bajo ninguna circunstancia, buscar a tu hermano.

Hubo otra pausa. Tasmel pareció apesadumbrado.

—Lo siento. Sabes cómo es esto. Eres un Alma Desencarnada. Ya no eres parte del mundo de los vivos y eso no podrá cambiar, pues nadie puede volver por más que lo intente. Si tu hermano te viera le harías daño, porque él te quiere mucho.

—Lo entiendo, señor. ¿Entonces quién es el sujeto problemático?

Filideus rió.

los oniromantes: el navegante de las pesadillas Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora