Me desperté debido a los rayos de luz que se colaron a través de mis cortinas. Me removí un poco en busca de retomar mi siesta pero fue en vano, más una vez despierta no puedo volver a dormir.
Sin más, tomé mi bata y bajé con cuidado, ya que llevaba pantuflas y no quería tropezar. Al llegar al salón había un peculiar olor a cerezas, corrí a la cocina, donde se encontraba mi madre moldeando una masa, se veía muy graciosa, ya que tenía harina en su frente, mejillas y un poco en su cabello.
—Wendy ¡cariño! Me alegra que hayas despertado, ¿puedes ayudarme? —dijo frotando sus manos en su delantal blanco para quitar un poco de harina.
Yo sonreí y asentí, doblé las mangas de mi camisón y anudé mi cabello en un moño. Terminé de moldear la masa, justo cuando mi madre estaba a punto de sacar una de las tartas del horno cuando se escuchó un leve golpeteo en la puerta de entrada, al parecer había llegado el correo.
Mi madre presurosa sacó la tarta del horno, corrió hasta la puerta y al llegar a la cocina venía con tres cartas, dejó caer dos de estas y una me la tendió con una gran sonrisa.
La tomé con rapidez, rompí el sobre y comencé a leerla.
"Hola Wendy, soy yo, Liza, espero que te encuentres bien. Sé que has salido del hospital hace apenas unas horas.
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Remember Wendy
FantasyAlguna vez te preguntaste, ¿Qué paso con Wendy cuando Peter se marcho? Wendy no olvido a Peter, siempre le recordaba e incluso escribía las aventuras que había vivido en el país de nunca jamás, para que no se olvidase, ya que uno de sus sueños era e...