CAPÍTULO 18.

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Mi padre en ningún momento apartó su mirada de mí

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Mi padre en ningún momento apartó su mirada de mí. Era tan penetrante que dolía, sentía su decepción hacía a mí.

Y en ningún momento me atreví a hablar, solo veía mis zapatillas que estaban ligeramente cubiertas de lodo al igual que mis medias blancas. Cuando escuché relinchar los caballos supe que habíamos llegado, mi padre se quedó inmóvil por un momento, aún me observaba de la misma manera.

—Hoy te quedarás a dormir aquí Wendy, mañana te marchas a tu casa.

Sin más, bajó del carruaje, yo me quedé quieta y respiré hondo, esperé a que mi padre entrara a la casa, pero en lugar de eso se quedó hablando con Benjamín, el cochero.

—Toma tu paga Benjamín.

—Muchas gracias señor Darling —dijo alegre.

—Pero aún no te marches, quiero ir a un lugar antes, ¡Wendy baja ya!

Mi respiración se aceleró y tuve que volver a respirar pero esta vez más hondo, sabía que venía un gran sermón de su parte.

Baje con torpeza debido al gran e incómodo vestido, entré a mi antigua casa, seguido de mi padre. Cerró la puerta y sin más me tomó con fuerza del antebrazo con fuerza haciéndome soltar un gemido de dolor. Me empujó aún más fuerte contra la pared.

Mi cabeza dolía, tenía miedo, sabía que mi padre era muy capaz de propiciar fuertes golpes cuando te los mereces. Como cuando John perdió sus botones de oro, le dio una paliza lo suficientemente fuerte que no pudo sentarse por todo el día, ahora sabía que me golpearía, nunca lo había hecho antes, pero esta vez sí lo ara.

Remember WendyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora