Remember Wendy

CAPÍTULO 38.

Ya no podía más, la herida que se encuentra por encima de mis costillas dolía como los mil infiernos y ya comenzaba a infectarse.

Llevábamos horas andando y aún no habíamos llegado a la hondonada de las hadas. Íbamos todos caminando en silencio cada uno a su paso pero alertas por si veíamos a un niño perdido en los aires o a un indio escondido entre la naturaleza, el que iba hasta atrás de todos era yo algo que me decepcionó demasiado ya que como su capitán debería ir al frente pero apenas y les puedo seguir el paso. Mi vista comenzaba a nublarse cada vez más y con cada paso que daba sentía como mi herida se abría, pero no podía detenerme, me detuve debajo de un gran roble para después apoyarme en este ya que si no lo hacía seguro y terminaba desmayado. Tome aire para después dar un paso pero caí, trate de ponerme en pie pero un gemido de dolor salió sin previo aviso, se escuchó tan desgarrador que mis amigos voltearon escandalizados y una vez que vieron de dónde provenía corrieron hacia mí para tratar de ayudarme.

— ¡Todd! ¿Estás bien? —pregunto Adler escandalizado.

Quería responderle y decirle que todo estaba bien pero el dolor me había consumido por completo, estaba envuelto en sudor debido a la fiebre que comenzó a brotar en mi cuerpo, estaba a punto de perder completamente mi vista, mi respiración cada vez era más pesada debido a que me estaba asfixiando y lo único que se escuchaba era el sonido de ésta una y otra vez.

Adler tomo mi camiseta para subirla con cuidado, al hacerlo sentí como si me hubiesen arrancado la piel justo donde tenía la herida y al ver la mirada aterrorizada de Adler sabía que estaba en un muy mal estado.