CAPÍTULO 26.

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—Acércate

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—Acércate... —dijo en un susurro aquel pirata, con una sonrisa en su rostro que dejaba a la vista sus dientes amarillentos y uno que otro podrido.

Pero aquello que reflejaban sus ojos me hizo retroceder a la vez que negaba y no aparte mi vista en ningún momento de él ya que podría acercarse en cualquier momento.

— ¡Deán! —se escuchó aquel grito que me hizo estremecer, era él y habían venido a por mí.

— ¡¿Si mi capitán?! —le grito de vuelta sin apartar su mirada de mí, apenas y parpadeaba.

— ¡¿Esta ahí?!

Pero por unos segundos la mirada del pirata Deán se suavizo sobre mí, mi respiración se cortó y mis ojos se cristalizaron, negué una y otra vez mientras le observaba para que mintiera, pero es un pirata y si hay algo a lo que respetan con su alma es a su capitán y Deán lo haría sin rechistar una sola vez.

Pero antes de que le respondiera, su sonrisa desapareció y me observó con pena, culpa y dolor, a la vez que pude leer en sus labios un "Lo siento". No dije nada, solo asentí y las lágrimas llegaron a mojar mis mejillas, porque sabía que me lastimarían de nuevo y esta vez sería peor.

—Si... mi capitán.

— ¡Bajadla ahora mismo!

Una vez dicho esto sentí como se removió aquel suelo que había sido hecho con ramas, madera y hojas. Crujió cuando se rompió en mil pedazos, ya no tenía a que sujetarme y de inmediato caí en el acto haciéndome daño con las ramas del árbol, mi camisón blanco se desgarró por el rose de estas al igual que mis brazos y piernas que se llenaron de pequeños rasguños que se tornaron de inmediato color escarlata. Pero no fue impedimento para con las pocas fuerzas que logre reunir salir corriendo, pero eran demasiados, solo se rieron al verme tan indefensa y me dejaron ventaja por unos segundos porque sabían que no podría correr tan lejos y en efecto. Caí al suelo de golpe, pero seguí gateando.

De inmediato escuche sus pasos detrás de mí, me cubrieron con una red y comenzaron a arrastrarme mientras se reían y se burlaban de mí. Lo único que podía hacer era llorar e implorar que me soltaran, pero no hacían más que reír.

— ¡Peter! —grité lo más fuerte que me permitió mi garganta pero no recibí respuesta alguna.

—Guarda silencio —me ordenó el capitán Todd, con aquella mirada obscura y penetrante.

Le hice caso omiso y seguí gritando, no quería volver a aquel barco de nuevo, era horrible y el sacrificio de Torpe seria en vano si me vuelven a atrapar, el dio su vida por mí y Peter. Siguió observándome el capitán y se acercó a mí con pasos secos hasta que desenvaino su espada y la poso sobre mi abdomen, sentí el frío tacto del metal provocando que se me cortara la respiración, pero las lágrimas no cesaron al recordar que aquella espada había atravesado el cuerpo de Torpe.

—Te dije, que guardes silencio o si no...

— ¿O si no que Todd?

Esa voz que hizo que todos se quedaran callados y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

—Peter... —le sonreí aún con lágrimas en los ojos.

—Pan. Qué bueno verte, ¿cómo esta aquel niño? —sonrió malicioso Todd.

La mandíbula de Peter se tensó y su mirada verdosa se tornó obscura, apretó sus puños y desenvaino su espada.

—Suéltala.

—No lo haré, a cambio de que te ofrezcas en su lugar algo que rechazaste la ultimas vez y no te salió del todo bien Pan, ¿quieres que muera tu Wendy? —dijo mientras apretaba más la espada contra mi abdomen haciéndome soltar un gemido de dolor.

De pronto Peter se alzó en vuelo y choco su espada contra la de Todd desatando un lucha entre sí, Peter fue audaz y logró hacerle un corte en la muñeca, haciendo que su rival soltara la espada en el acto, los demás trataron de ayudarle pero Peter de inmediato tomo la red y la rompió dejándome libre, pero no me dijo nada, solo coloco una pequeña bolsa de piel entre mis manos y me observo con un brillo precioso en sus ojos mientras acariciaba mi mejilla.

Me tomo entre sus brazos alejandonos de aquellos piratas, pero de inmediato volvió a posarme sobre el suelo mientras que él siguió flotando a unos cuantos centímetros del suelo.

—Tengo que regresar Wendy, los niños perdidos están peleando contra ellos ahora y tengo que ayudarles.

— ¿Pero a dónde voy? —le pregunte asustada.

—En la bolsa hay polvillo de hada, solo tienes que pensar en cosas bonitas y vuela todo recto, llegaras a la casa del árbol.

Asentí y no me dio tiempo de hablar más, ya que de inmediato salió volando rumbo hacia aquellos piratas que no deben de estar muy lejos, ya que aún se escuchaban los choques de las espadas y los gritos de los niños al igual que los piratas.

No perdí más tiempo y abrí la pequeña bolsa, encontrándome con un precioso polvillo dorado, tome un poco y lo deje caer sobre mi cuerpo, cerré mis ojos, pensé en mi madre y lo maravilloso que era cuando aún estaba viva. Cuando los abrí ya me había elevado lo suficiente y volé recto lo más rápido que pude. Me eleve aún más dando vuelta sobre las nubes, todo era precioso desde arriba, pero los recuerdos bonitos se terminaron y la imagen de mi madre muerta tendida sobre sus rosales apareció en mi cabeza, sentí como las lágrimas me invadían de nuevo.

Cuando menos lo sentí comencé a descender desenfrenadamente, ya no podía ver tierra, solo veía el mar cada vez más cerca, temía por caer en alguna roca y morir en el acto, pero un barco varado apareció en mi vista y trate de elevarme para no estamparme con este pero no había más cosas bonitas en mi cabeza y me impacte con el mástil para después sentir el suelo del barco y la fría madera, mi vista se nublo y no pude hacer nada más.

Solo esperar a despertar y encontrar la manera de salir de aquí.

Remember WendyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora