CAPÍTULO 15.

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Había una sensación en mi pecho que punzaba ahí dentro y dolía mucho, sentía nostalgia, felicidad, pero sobre todo miedo, mucho miedo

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Había una sensación en mi pecho que punzaba ahí dentro y dolía mucho, sentía nostalgia, felicidad, pero sobre todo miedo, mucho miedo.

Aún sentía aquella extraña presencia del chico y su tacto cálido que había dejado en mi mano derecha, se había acercado tanto a mí que tuve miedo y estuve a punto de echarme hacia atrás en mi cama para apartarme de él, aun no quería verle, no me atrevía. Cerré mis ojos muchas veces para que él desapareciera, pero seguía ahí de pie frente mí.

Pronunció un par de veces mi nombre para llamar mi atención pero no hacía más que ignorarle. Mi temperatura corporal comenzó a bajar deliberadamente, también un sudor frío comenzó a aparecer en mi espalda y en las palmas de mis manos. Pero por alguna razón quería verle, quería pasar de las advertencias de Barboza.

Levante poco a poco mi vista hasta posarla sobre aquel extraño niño, que ya no lo era mucho para mí y a veces ocupa el lugar de mis pesadillas o sueños, era aún extraño porque hasta ahora parece real, normalmente solo es un mal recuerdo que con el tiempo se ha roto a pedazos y es muy difícil unirlos para ver claro.

Me observo con sus grandes ojos verdes que reflejaban esperanza, nostalgia y al igual que yo, miedo.

—He venido a por ti Wendy —sonrió.

Mi respiración comenzó a pausar, me quede congelada de pies a cabeza, lo único que hice fue observarle con un semblante serio, mis ojos comenzaron a picar hasta que un par de lágrimas recorrían mi rostro, mi barbilla, hasta llegar a mi cuello y después caer en las blancas cobijas de seda.

Remember WendyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora