Alguna vez te preguntaste, ¿Qué paso con Wendy cuando Peter se marcho?
Wendy no olvido a Peter, siempre le recordaba e incluso escribía las aventuras que había vivido en el país de nunca jamás, para que no se olvidase, ya que uno de sus sueños era e...
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Todo ha terminado. En cuanto Todd cayo inerte al suelo Barbosa igual lo hizo solo que este de tristeza, al parecer después de todo le había dolido perder a lo que hacia llamar hijo. Peter no dejo pasar la oportunidad y de inmediato se acerco a Barbosa para terminar con su vida.
Los pieles rojas le perdonaron la vida a los pocos piratas que sobrevivieron ya que hicieron un acuerdo donde jurarían que jamas volverían a pisar Nunca Jamas cosa que no dudaron en aceptar, entre ellos están los compañeros de Todd. Me despedí de cada uno de ellos entre lagrimas ya que después de todo me mantuvieron a salvo por un corto tiempo, algo que les agradeceré por siempre. Pidieron el cuerpo de Todd para llevárselo con ellos y hacer un funeral pirata para que descansara en paz como cualquier otro pirata, me negué en un principio porque quería llevarle al valle de las almas, pero no podía hacer nada así que simplemente se lo llevaron.
Regresamos a la isla, nos despedimos de los pieles rojas, para después volar hacia la casa del árbol donde nos esperaban los niños perdidos y al vernos gritaron de alegría. Esa noche celebramos nuestra gran victoria y aunque me alegra que estemos a salvo no podía estar del todo feliz ya que Todd se había llevado parte de mi corazón.
Peter en ningún momento volvió a hablarme, hasta el siguiente día donde me despertó con dulces caricias en mi mejilla para después sonreírme de aquella manera deslumbrante, pero en su mirada se podía ver tristeza porque sabia que ya era hora. Me despedí de cada uno de los niños perdidos, entre lagrimas y risas, les iba a echar mucho de menos. Cuando estuve frente Aston y los demás no pudimos evitar abrazarnos e igualmente llorar porque algo me decía que seria la ultima vez que los volvería a ver.
—No vendrás, verdad Aston —le dije entre lagrimas.
—No —negó— ninguno de nosotros.
—¿Por que? te echare mucho de menos, a todos —dije mientras abrazaba a Sam.
Estos sonrieron y aunque trataron de retener su llanto no lo lograron del todo, aunque Aston simplemente dejaba escapar una que otra lagrima.
—Ahora pertenecemos aquí, somos niños perdidos. Jamas hemos pertenecido a Tierra Firme.
Asentí para después estrechar a cada uno entre mis brazos, incluyendo a los niños perdidos. Peter salio de la casa del árbol acompañado de Campanilla, este se acerco a mi para después observarme de aquella manera tan melancólica. Ya es la hora. Me acerque una vez mas a Aston para estrecharlo en un fuerte abrazo, no lo quería soltar y al parecer el a mi tampoco.
—Te voy a extrañar demasiado pelirrojo —le dije apenas en un susurro.
Nos separamos poco a poco, Aston me sonrió y llevo una de sus manos a mi mejilla para después retirar con suavidad una de mis lagrimas con suma delicadeza.
—Y ya a ti, Moira.
Corrí al lado de Peter para después tomar su mano, moví mi mano libre en forma de despedida y poco a poco comenzamos a elevarnos en el aire. Se podía ver todo Nunca Jamas mas precioso que nunca, con aquel sol en todo su resplandor y esas aguas cristalinas donde juegan las sirenas, los frondosos bosques, las montañas heladas y la aldea de los pieles rojas donde se ve un pequeño hilo de humo de alguna fogata. Admire aquel hermoso país, porque sabia que seria mi ultimas vez aquí. Esta fue mi ultima gran aventura, ya que tengo que afrontar la realidad y el hacerme mayor aunque duela.
Nos dirigimos a gran velocidad hasta los limites de Nunca Jamas, donde miles de colores explotaron sobre nosotros, era polvo de estrellas que te envolvía por completo, aguantamos la respiración y justo cuando estábamos por quedarnos sin aire llegamos a Tierra Firme. Surcamos los cielos hasta Londres, donde era de noche y todo se veía completamente igual como la ultima vez que lo vi, a acepción de que ya no nevaba. El reloj marcaba las once de la noche, volamos hasta Kensington Gardens para después volar hasta mi casa, donde todas las luces estaban apagadas pero la ventana de mi habitación seguía abierta, me puso bastante feliz porque sabia que no se habían olvidado de mi. Peter me dejo con delicadeza sobre el suelo de mi habitación, pero no se atrevió a entrar, simplemente se quedo flotando junto a mi ventana.
Peter sonreía de oreja a oreja con aquel hermoso brillo en sus ojos verdosos. Al igual le sonreía, aunque me encontraba un poco triste al saber que pasaría después y estaba segura que esta vez seria la ultima vez que le vuelva a ver. Tengo que crecer.
—Wendy...
—¿Que sucede?
—Me perdonaras, ¿verdad? —suspiro— por lo que te hice, yo no quería, estaba molesto y tengo mucho miedo a perderte.
Campanilla puso la vista en blanco para después bufar y salir volando a algún lugar, reír para después negar. Jamas me molestaría con mi niño perdido.
—Por supuesto que si —le sonreí.
Nos quedamos en silencio por un par de momentos, admirándonos, quería recordar cada rasgo de el y supongo que el quería hacer lo mismo conmigo, porque a pesar de todo ambos sabemos que esto tenia que pasar, no se puede evitar crecer, sobre todo cuando lo he hecho.
—Ha sido una gran aventura, ¿no lo crees Wendy? —sonrió con un gesto un tanto presumido.
Reí ante su gesto, le tendí mi mano y aunque dudo un poco en tomarla al final lo hizo, se poso sobre el suelo para después acercarse a mi. Me acerque aun mas a el, temí que se alejaría pero no lo hizo, solo me sonrió aun mas. Tal vez esta era su forma de despedirse, decirme que todo estará bien y que no volverá a sentirse solo.
—La mejor de todas —sonreí.
Nos observamos fijamente durante un corto tiempo mas, hasta que Campanilla regreso para revolotear a su lado y jalar uno de sus mechones dorados, haciéndolo que girara su mirada justo hacia el Big Ben que marcaba casi la media noche, Peter tenia marcharse y sabia que no les gusta decir adiós en lo absoluto, lo detesta y ahora comprendo porque aquella noche se fue de la casa de sus padres sin decir adiós.
—Prométeme una cosa Wendy
Simplemente asentí.
—Que no me olvidaras.
—Lo prometo.
Soltó mi mano poco a poco, cuando estuvo en el borde de la ventana se elevo en el aire y me sonrió por ultima vez, agito su mano en forma de despedida. Observe como poco a poco se alejaba cada vez mas junto a Campanilla y como se perdía en ese mar de estrellas, como siempre se dirigió hacia la segunda estrella a la derecha y desapareció por completo. Escuche como resonaba el Big Ben marcando media noche, se había ido por completo.