CAPÍTULO 23.

1K 88 20
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo estaba en absoluto silencio

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo estaba en absoluto silencio. Solo se escuchaba el viento en las velas y como la madera del barco rechinaba cuando el mar se movía.

Nadie se movía, todos estaban esperando una respuesta o que alguien muriese en el acto.

Y yo no paraba de llorar en silencio, porque no quería morir de una manera tan horrible, pero tampoco quería que Peter muriera, él es el signo de la inocencia y mí única esperanza para evitar crecer.

—El tiempo se agota, Pan —exclamó Todd, mientras hundía un poco más su navaja en mi cuello y un quejido de dolor acompañado de lágrimas surgieron.

Peter dejo caer la espada que llevaba en la mano, pero de pronto el hermoso calor de la mañana que se asomaba en Nunca Jamás desapareció y fue reemplazado por nubes grises y una fina capa de nieve acompañado de un mar violento.

Todos a excepción de los niños perdidos se alejaron de pronto de Peter, asustados e impresionados.

—Así que era verdad... —dijo en un susurro Todd— Sí tú mueres, Nunca Jamás cae en un profundo invierno.

Los niños perdidos observaron a Peter con temor, pero no porque le temieran, tenían miedo de perderlo al igual que llegara a perecer Nunca Jamás.

Peter se acercó lentamente, con una mirada fría sobre Todd, sus ojos se tornaron oscuros y al mismo tiempo una tormenta comenzó a desatarse en la isla. Con rayos que hicieron crujir el cielo y un mar violento que por alguna razón el barco se mantuvo estable.

—Me entregaré, pero dejarás marchar a los niños perdidos y a Wendy.

—¡Peter no! —exclamo un niño regordete que corrió hacia Peter y lo tomó del brazo, pero este no hizo más que ignorarlo y observarlo furioso.

—Tú quedas al mando Botones, cuida de todos... —le ordenó Peter con el mismo tono de voz severo.

Pude ver cómo los ojos de aquel niño se cristalizaban y no dijo nada más, solo asintió y regresó a su puesto.

De inmediato Todd me soltó sin algún cuidado haciéndome más daño en mis rodillas y pude sentir como mi labio se rompió y de nuevo apareció aquel sabor a metal en mi boca. Sequé con la manga de mi blusón mi boca al sentirla húmeda y la manga blanca se tornó de un rojo escarlata. Peter alarmado trató de acercarse a mí, pero Todd lo tomó desprevenido y lo golpeó en la cabeza con el mango de su espada haciéndolo caer de frente de inmediato sobre la fría madera del barco, ni siquiera llegó a tocarme.

—¡Dean! Sujeta a la chica —ordeno Todd.

Al ver a aquél pirata, mi llanto se prolongó. Era aquél que había intentado tocarme y al parecer sus intenciones no cambiaron, porque al verme tan indefensa en el suelo, se desató su mirada en mí llena de lujuria, me levantó bruscamente del suelo pegandome lo más que pudo a su torso, su mano apretaba mí cuello, mientras sentía como me olfateaba. Me desmayaría en cualquier momento.

Todd, no perdió más tiempo y comenzó a patear a Peter hasta dejarlo casi sin aliento, se podían ver moretones en su cuerpo al igual que una gran herida en la frente que sangraba.

—Prometiste que los dejarías libres, a cambio de mi vida... —dijo Peter en un susurro.

—¿Y perderme la oportunidad de que te vean morir? —rio Todd— Una vez que acabe contigo, me encargaré de que ellos mismos entierren tú cadáver.

Mi respiración ya comenzaba a cortarse, mi vista también comenzó a desvanecerse.

—Con la espada que una vez fue de alguien quien tomo el lugar de mi padre, te mataré Peter Pan.


Peter aún en el suelo volteó a observarme​ con aquella calida y hermosa mirada verdosa que ahora se encontraba cristalina debido a aquellas lágrimas que comenzaban a asomar, me sonrió, pero yo no pude devolverle aquella sonrisa.

—Levántate Pan.

Peter a duras penas se puso en pie, con cuidado, ya que el filo de la espada de Todd acariciaba su cuello y cualquier movimiento brusco acabaría con su vida.

—Seguro que... Morir, será una gran aventura —dijo Peter tan sereno mientras observaba a Todd a los ojos.

La espada de Todd se alzó en el aire con fuerza. Peter cerró sus ojos. Los niños perdidos lloraban, los piratas observaban a su capitán con devoción.

Pude ver cómo Torpe salió corriendo detrás de unos barriles a toda velocidad hacía Peter y Todd, justo cuando aquella espada atravesó el pecho de alguien.

No pude ver muy bien de quién, porque ya había perdido mi vista entre muchas lágrimas y solo pude escuchar el sonido que hizo el metal de la espada al atravesar la carne de alguien. Mi cuerpo ya no resistió más y volví a caer al suelo porque supuse que aquel pirata ya no pudo sostener todo mi peso.

Sentí como mi cabeza crujió con el impacto, dejándome inconsciente.

Lo último que recuerdo son gritos de dolor, seguidos de llanto y espadas chocando entre sí, sentí como arrastraban mi cuerpo y como de pronto todo el dolor en mi cuerpo se esfumó y una paz me invadió por completo. Sentía que estaba sobre nubes.

Pero no quería despertar, si Peter estaba muerto.

Remember WendyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora