XIV

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Estaba allí. Enfrente de aquella casa en la que había estado anteriormente. Sabía que tenía más opciones aparte de él. Pero deseaba verlo en estos momentos. Deseaba verlo más que a nadie en el mundo.

Me dirigí a la parte trasera de la casa, y encontré su ventana. Estaba entreabierta, por lo que no me molesté en tocarla para que me abriera. Primero metí mis maletas y después la comida. Posteriormente salté por la ventana y, de un momento a otro, ya me encontraba dentro.

Me acerqué a Kenny con paso lento, intentando hacer el menor ruido posible.

—Kenny —le susurré, sacudiendo sus hombros de un lado a otro.

No despertaba. Y mi mirada aún no se despegaba de su abdomen. Era increíblemente pálido, sin ninguna marca o lunar en ella. Sus abdominales se le levantaban cada vez que inhalaba. ¿Qué se sentiría tocarlo? No lo sabía, pero quería saberlo. Con cuidado, acerqué mi mano a él y, cuando ya estuvo pegada, comencé a deslizar las yemas de mis dedos sobre su torso desnudo. Era muy suave. Seguí bajando la mano, haciendo círculos, hasta que oí un gemido salir de la boca de Kenny. Me apresuré a apartar mi mano, pero sabía que se había dado cuenta.

—C-Craig —susurró Kenny mientas se sacudía en su lugar.

Fruncí el ceño.

—¿S-sí?

—Ah. M-me... me duele —continuó el rubio. Estaba dejando de entender lo que pasaba—. S-sigue, sigue.

Caí en la cuenta de que estaba soñando. Conmigo. No tenía idea de lo que segundos antes acababa de hacer.

—Ah... ¡Craig! —Se despertó de golpe. Y cuando me vio, sus inhalaciones se hicieron más rápidas—. ¡Oh, demonios! ¡Ahora estoy teniendo alucinaciones! ¡Ka...!

Pero le tapé la boca para que no gritara. Él me miró con la frente fruncida durante unos segundos, hasta que dijo:

—¿Eres real?

—Sí.

—¿Me dejarías tocarte?

Aquello me tomó desprevenido, pero lo que más quería en estos momentos era tocar a Kenny. O que él me tocara a mí.

—C-claro...

Asintió y su mano se dirigió por debajo de mis caderas. Metió su mano en mi pantalón y justo apretó en la parte prohibida. Solté un alarido de dolor. Había estado fuerte.

—¡Au!

—No eres real. Mientes. En mi sueño, "eso" estaba más emocionado. Volveré a dormir. Hasta luego, espectro —y se metió debajo de las sábanas que había visto antes.

Revoleé los ojos.

—Kenny, en serio, soy yo.

Él se volvió hacia mí, y me recorrió todo el rostro por unos segundos.

Aún estaba adormilado, por lo que creyó que estaba loco y siguió hablando.

—¿Y qué haces aquí?

—He peleado con mi compañero de habitación —mentí. Kenny aún no sabía que tenía novia. Y aún peor, que vivía con ella—. Y me fui de allí. Por eso he venido contigo. Ya sabes. Eres lo único que tengo.

Me sonrió de soslayo.

—Bien. Pues busca un lugar en la cama y acuéstate. Mi casa es tu casa.

Se notaba a kilómetros que aún estaba dormido, y que no me creía que fuera real. Aquello no lo recordaría. Y yo no me encargaría de que lo hiciera.

Empujé a Kenny al lado de la pared y me incorporé a su lado. Mi cuerpo rozaba con el suyo, por lo que un calor repentino se apoderó de mí.

Me tapé con la delgada colcha de seda que él tenía, e intenté dormir. Tuvieron que haber pasado unos minutos en los que concilié el sueño, porque aún seguía oyendo los ruidos que provocaba Kenny. Sin su consentimiento, por supuesto.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora