III

1.7K 202 44
                                    

Aquel viernes hizo demasiado frío, por lo que Ruby decidió llevarse mi coche a primera hora, dejándome plantado en la casa. Decidí que tenía que ir caminando, pero, a medio camino, un taxi se ofreció a llevarme a la empresa, por lo que acepté.

De regreso, esperaba con ansias verlo. Aquella voz tan frágil y tan angelical me dejó pensando horas y horas. Deseaba oírla otra vez, por lo que caminé las cuadras suficientes para llegar a aquella calle.

Ahí estaba él. Con sus dos adorables hermanos, quienes le sonreían al rubio de oreja a oreja. Me paré en la banqueta por unos segundos, antes de seguir mi camino, admirando cada movimiento que emitía aquel chico. Cada uno de sus pasos eran perfectos, y deseaba verlo allí por días. Estaba seguro de que jamás me cansaría.

De repente, el semáforo se puso en verde, y tras pasar por los coches, los tres chicos se orillaron a la banqueta. Ya había comenzado a sacar mi cartera cuando se acercó.

—Hey —dijo el rubio, acercándose a mí, ansioso—. Guarda eso —dijo señalando a la cartera—. ¿No crees que son suficientes los quince dólares que me diste en estos últimos dos días?

Entonces se acordaba. Se acordaba de mí. «No te ilusiones Craig. Es sólo por el dinero. Digo, ¿quién le daría aquella cantidad a un mendigo? Nadie. Sólo tú.»

—No tengo problema en eso —contesté—. De verdad, aprecio lo que haces. Y creo que necesitas más este dinero que yo.

Al rubio le brillaron los ojos, y tomó mi cartera para después meterla en mi bolsillo trasero. Aquel roce me dejó inmóvil. Y estuve seguro de que dejó su mano ahí debajo más tiempo de lo normal. «¿Lo ha hecho apropósito?»

—¿Por qué mejor no me dices tu nombre y acabamos con esto? —sugirió, con un tono seductor. Se acercó a mí con paso rápido, meneando las caderas con ritmo. Se quedó a centímetros de mí, y podía sentir sus respiraciones en mi rostro.

Me aclaré la garganta. ¿Estaba tratando de ligar conmigo?

—Craig Tucker —contesté, intentando parecer indiferente. Sin embargo, aquella situación no me tenía nada cómodo.

Él sonrió.

Wow.

—Soy Kenneth McCormick, chico guapo —admitió, con un aire tranquilo y severo—. A tu servicio.

Carraspeé la garganta. Para mí, esto se había tornado incómodo . Para él, esto parecía una situación de todos los días.

—¿Estás flirteando conmigo?

Kenneth alzó una ceja, divertido por la situación. Sabía que me había puesto nervioso y, al parecer, eso le divertía.

—Si quieres verlo de esa manera, por mí no hay problema —admitió, sonriendo de lado. Sus ojos se achicaron ante su acto.

Tres segundos más tarde, sentí mi rostro arder. Oh, oh.

El rubio se echó una carcajada ruidosa que me dejó sordo. Después, me miró a los ojos. Intenté correr la vista, pero me tomó de la barbilla.

—¡Venga, hombre! ¡Que es una broma! —admitió, y oí como dejé salir un suspiro de tranquilidad. Siguió riendo un poco, y pequeños hoyuelos sexies se formaron en sus mejillas. Me estaba derritiendo por dentro—. Tómatelo con calma. No me gustan los chicos, si eso es lo que te preocupa —admitió. Después, hizo una mueca, como si estuviera meditando lo que estaba a punto de decir—. O bueno, eso era lo que creía antes.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora