XXIII

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Aparqué en el frente de aquella casa tan vaga para mí. Me volví hacia Kenny.

—Bien, aquí estamos —avisé, empujando la portezuela hacia enfrente y esperando a Kenny en el recibidor.

—Linda casa —mencionó—. Parece ser que tiene dinero, ¿eh?

Me limité a encogerme de hombros. Revisé en mi móvil la hora: cuarto para las diez.

—Deberíamos volver. ¿No crees que ya es muy tarde como para que esté despierta?

—Ya no hay excusas —contestó, y se adelantó hasta estar enfrente de la puerta—. Ya estamos aquí, ¿qué tan malo puede ser? —Y dicho aquello, tocó la puerta con cuatro golpes de nudillos.

La puerta se abrió y mi sonrisa se desvaneció.

—Ah, hola —saludó Rebecca, para después echar un vistazo por encima del hombro de Kenny. Le sonreí sarcásticamente—. Hola, Craig. ¿Qué te trae por aquí?

—Buscamos a Wendy —contestó Kenny por mí, aún embobado con la mirada perdida en los pechos de mi ahora ex novia.

—Está arriba, pasen —pidió, y cuando Kenny entró a la casa, me quedé a solas con Rebecca—. Entonces —dijo, recargándose en el marco—, él es de quien hablabas, ¿o me equivoco?

—Te equivocas. Ahora, hazte a un lado.

Rebecca siguió viéndome, y vi cómo una sonrisa traviesa y con maldad se asomaba por las comisuras de sus labios. La empujé un poco, para así poder entrar yo también a la sala principal.

—Wendy está arriba —repitió, y se volvió hacia mí—. Por cierto, ¿qué mierda hacen aquí?

—Venimos a ver a Wendy. ¿Algún problema?

—Nooo, ¡para nada! El problema será tuyo, Craig.

Intenté ignorarla en vano. Comencé a subir las escaleras cuando caí en la cuenta de que Wendy ya bajaba de éstas, junto a Kenny.

—Jamás te había visto por aquí —le dijo Wendy a mi amigo—. Eres muy simpático.

—Sí, hablando de eso...

—Hola, Wendy.

Wendy se volvió hacia mí, ignorando cualquier cosa que estuviera haciendo Ken.

—Ah, hola, Craig. Creí que Kenny venía solo.

—No. Yo... deseaba verte. Y Kenny me convenció. ¿Qué tal?

—Wow, pues qué... inesperada sorpresa.

—De verdad que sí, Wen —dijo Rebecca, adentrándose sin ser invitada a la conversación—. Estábamos a media pijamada, chicos. Exactamente, ¿cuánto tiempo desean quedarse?

Kenny se volvió hacia mí, en busca de respuestas.

—Supongo que... ya nos íbamos.

Kenny me fulminó con la mirada por unos segundos.

—¿Cómo? ¿Ya nos vamos? —replicó.

—Sólo pasaba a ver cómo estabas, Wendy —mentí. Y tenía que hacerlo. Cualquier señal que mostrara a Kenny que estaba mintiendo, también daría señal de que lo que había mencionado minutos atrás, no era exactamente una broma.

—Pues... lindo detalle de tu parte, Craig —contestó Wendy, y se aproximó a mí a paso rápido—. Entonces, ¿quieres quedar mañana?

Cuando caí en la cuenta de la realidad, Wendy ya estaba a escasos centímetros de mi rostro, lista para besarme. Eché la cabeza hacia atrás.

—Ah, s-sí. ¿Por qué no?

—Bien. Entonces, mañana, cinco y media, vienes a recogerme y vamos a donde tú quieras.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora