XXXVIII

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Los faroles tan solo alumbraban las orillas del pavimento, por lo que tenía que prender los focos del auto para ver.
Realmente no era de noche, pero el cambio climático hacía parecer que faltaban tan solo un par de horas para que dieran las ocho en punto.

Me paré frente a la casa de Kyle. No quedaba tan lejos de la casa de mis padres, pero ni aunque estuviera loco dejaría mi auto a manos de Ruby. No otra vez.

Bajé del auto y comencé a caminar a paso lento hacia la entrada. No dudaba en que no me diera a Stripe, ya que al fin de cuentas era mío. El problema era pedírselo sin que me viese mal.

Por unos tres segundos mantuve el dedo índice en el botón del timbre. Tres segundos más tarde, la puerta se abrió. La cara de Sheyla Broflovski anunciaba que no se alegraba mucho de verme.

—Craig —musitó, mirándome fijamente a los ojos—. Vaya sorpresa.

—Buena tarde, señora Broflovski.

Me costaba demasiado hablar de tal forma.

—Como sabrás, Kyle no está. ¿Qué se te ofrece?

—Ah, pues... verá, señora Broflovski, mi hermanita, Ruby, le entregó a su hijo menor mi cuyo, Stripe. Supongo que está por aquí, ¿verdad?

—Es para un proyecto, joven Craig —me advirtió—. No puedo dárselo hasta que no venga Ike. Sería una falta de respeto hacia él.

—De verdad lo necesito, señora Broflovski.

—Me temo que no podré dárselo. Tenga un buen día. —Y azotó la puerta en mi puta cara.

Tenía que ocupar el plan B: entrar por la ventana.

Realmente no sabía por qué tanto odio. Sheyla siempre buscaba la manera de llevarme la contraria, y eso me ponía furioso.

A paso lento y seguro, comencé a caminar hacia la parte trasera de la casa. Abrí la puerta del patio con cuidado y la cerré de la misma forma. A continuación me preparé para saltar por el árbol que estaba justo detrás de la ventana de la habitación de Ike.

Primero di un brinco y me sostuve por la orilla de la ventana. Tras abrirla, me alcé con ayuda de mis brazos y traté de pasar las piernas con mucho cuidado. Si los Broflovski sabían que me había colado a su casa para raptar a mi cuyo, me mandarían a la cárcel o, aún peor, al reformatorio de menores.

Cuando estuve adentro, volví a cerrar la ventana para que no se azotara por el viento, y fui a prender la luz de la habitación. En segundos, el pequeño cuartito con paredes blancas y verdes quedó alumbrado. Al parecer Ike aún seguía siendo un niño, porque la decoración de su cuarto la recordaba tal y como estaba hace algunos años. Primero me fijé bien en la habitación, para después ver justo al lado de la cama, sobre el buró, una jaula cubierta por una toalla blanca. La jaula de Stripe.

Literalmente corrí hacia ella, y cuando estuve enfrente removí con rudeza la toalla. Cuando vi a Stripe, automáticamente pensé en sacarlo y abrazarlo, pero no me quedaba demasiado tiempo. Si alguien sabía que estaba aquí...

Volví a correr a la ventana. Amarré un extremo de mi camisa con la agarradera de la jaula de Stripe y volví a saltar hacia el árbol. Esta vez con más esfuerzo.

Ya abajo, escuché como la ventana de la habitación en la que había estado segundos antes se abría de golpe, provocando que ésta chocara contra el mármol. Me volví hacia arriba.

—¡Vuelve aquí, vándalo!

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora