XXXI

818 129 32
                                    

Me quedé unos minutos más en el baño. Y cuando por fin quise salir, en la mesa sólo encontré a Wendy, recargando su barbilla en sus dos manos, con la mirada perdida.

—¿Dónde están los demás? —le pregunté a Wendy, tomándola por sorpresa.

Me miró indiferente, y después señaló con las manos una puerta de madera. Era una habitación.

—Entraron allí hace unos minutos. Te recomiendo que vayas ya, o lo que verás no te va a gustar mucho.

Abrí los ojos como platos, y sin soltar palabra alguna, salí corriendo hacia aquella habitación, con la esperanza de que aún no hubiera pasado nada.

Pasé por el guardia que cuidaba la puerta para que no pasara nadie, y lo empujé contra la puerta de al lado. Al girar el pomo, me encontré con algo aliviador: Kenny estaba a horcajadas de Rebecca, sin nada puesto más que sus calzoncillos. Y Rebecca (por suerte) seguía llevando aquel vestido que le habla visto hace unas horas. Empujé a Kenny con fuerza, y cayó del lado izquierdo de la cama. Su cara estaba más perdida que Tweek en un bosque.

—Cámbiate. Nos vamos —le ordené, y le aventé sus ropas.

—Qué aguafiestas —contestó, y comenzó a ponerse su camisa de mala gana.

—¿Qué te pasa, Craig? —me preguntó Rebecca—. ¿Te molesta que tu amigo pase más tiempo conmigo que contigo? ¿O acaso tienes celos?

—De ti no, bebé. Ni en sueños.

Unos segundos después, Wendy entró a la habitación.

—Wen, llévate a Rebecca, por favor —rogué. Me acerqué a su oído y traté de hablar lo más bajo posible—. Después hablaré contigo.

Cuando me alejé, una sonrisa de satisfacción se formó en sus comisuras. Le colocó las zapatillas a su amiga y después desaparecieron de la habitación. Me volví hacia Kenny, que trataba de colocarse el broche de su pantalón de manera correcta. Sonreí y me acerqué para ayudarlo.

—No toques ahí, Craig. Aunque se siente bien.

Apenas le entendí. Su aliento era más cerveza y licor que pasta de dientes.

Abroché el botón del pantalón con cuidado y lo ayudé a levantarse.

—No podemos estar aquí más tiempo.

Con mucho esfuerzo y sudor, ayudé a Kenny a llegar hasta la salida. Cuando llegamos al auto, lo acosté en los asientos traseros y cerré la portezuela con seguro. Después me subí yo en el asiento del piloto y encendí el coche. Aceleré hasta salir de aquella zona, y manejé hasta los edificios de la empresa.

Ya estando ahí, subí por los elevadores, y senté a Kenny frente al espejo. Apreté los botones del último piso mientras veía cómo Kenny acariciaba su rostro por el espejo.

—Wow. Me veo terrible. —Aquello fue un murmullo, ya que apenas podía hablar.

—No mucho.

Las puertas del elevador de abrieron, y nos encontramos con una puerta más que daba paso al penthouse. Cargué a Kenny en mis brazos y salí del elevador. Ya en el penthouse, caminé hasta el cuarto de invitados y lo dejé en el marco de la puerta. Kenny sonrió.

—Linda cama. ¿Podemos romperla? —Y dicho aquello, se tiró en ella, y quedó profundamente dormido.

No quise encontrarle el doble sentido a su frase, pero llegó repentinamente a mi conciencia. ¿Lo había hecho a propósito o le había salido así porque sí por su condición? No lo sabía, y realmente no quería saberlo.

Me acerqué hasta él y me puse en cuclillas. A pesar de que estuviera boca abajo, podía verle a la perfección el rostro. Se veía increíblemente bien. Tal vez ebrio se veía mejor. Se veía tan débil, tan impotente. Y si quisiera, le haría todo lo que pasaba por mi cabeza en estos momentos. Pero no, no era Rebecca. No era lo que él quería, desgraciadamente.

Antes de irme de aquella habitación, deposité un suave beso en la comisura izquierda de los labios de Kenny, y cuando salí apagué la luz de la habitación, dejándola completamente a oscuras.

Comenten qué les parecieron estos cortos capítulos. Siento que dentro de poco habrá salseo. Mucho salseo🌝👉🏻👌🏻.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora