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Todo en mi cabeza dio vueltas. Quise pensar, pero el ruido de todo el cuarto me desconcentraba. Me puse nervioso.

Sin poder hacer nada, Kenny se abalanzó sobre mí y me tiró al suelo. De un segundo a otro, me encontraba abajo de él, sin entender nada.

—Bésame. Lo necesito.

—Estás ebrio, Ken —contesté, ya un tanto más nervioso. Intenté pararme, sin embargo me tenía encerrado entre sus brazos. Un movimiento en falso y...

—Eres mi néctar para ser feliz. Me gustas, me excitas, me encantas. ¿Qué más debo decir para que me beses? ¿Debería c-callarme ya o quieres que s-siga?

¿Qué?

—Yo...

Y como dije, un movimiento en falso y todo se iba al carajo. Sin esperarlo, sus labios chocaron contra los míos, y sus manos se metieron dentro de mi camisa, aruñándome toda la espalda. ¿Esto estaba pasándome de verdad?

Alrededor nuestro había demasiada gente, por lo que no llamamos tanto la atención. En cuanto me di cuenta, me separé de golpe del rubio.

—¿Q-qué estás haciendo?

—C-creí que yo te gustaba. —Apenas se entendía su voz— Eso era lo que querías, Craig. ¿O-o no?

—¡Por supuesto que sí! —Me paré de un brinco—. ¡Te deseo tanto como tú deseas a Red! ¡Te deseo demasiado!

—E-Entonces...

—Pero nada de lo que pase ahorita lo recordarás mañana, solo estás haciendo tu show p-porque estás ebrio y... nada de esto tendrá sentido mañana.

Y por un momento no me importó el dónde estuviéramos, o la situación en la que nos encontráramos. Él ebrio y yo completamente consiente. Jalé del cuello de su camisa y pegué sus labios contra los míos. No conté los segundos, pero fueron muchos. Poco a poco nos fuimos reincorporando hasta estar completamente parados y después caminamos hacia el sofá más cercano. Me senté y después senté al rubio encima mío. Cruzó sus piernas sobre mis caderas y seguimos comiéndonos como si nadie estuviera presente.

Después de muchos besos, me separé unos centímetros de él.

Miré alrededor. Todo seguía completamente igual. La gente, las luces neón. Pero ahora veía a Pip sentado a unos metros, viendo la situación atónito. Y Rebecca se comía con otro chico de último grado.

Pero, como ya había dicho, no me importó, y miré a Kenneth a los ojos. Eran de un azul espectacular. Un azul que me encantaba. Un azul hipnotizante.

—Estoy tan... —comenzó, pero no pudo terminar—. No puedo expresarlo con palabras.

Y soltó su mano sobre mi miembro. Esto no podía llegar tan lejos. No era tan mala persona como para aprovecharme de alguien tan indefenso.

—N-no, Ken —quité su mano—. Necesitas descansar.

Me paré y tomé su mano. Comencé a caminar hacia mi cuarto.

—Quiero ver qué tienes escondido ahí, mi azabache.

Le sonreí. A pesar de su estado, podía sacarme sonrisas en cualquier momento. Cuando entramos a la habitación, lo primero que hizo fue empujarme a la cama con todas sus fuerzas. Me tambalee tanto que no resistí y caí.

—Ahora que te tengo en esa posición, no podrás detenerme guapo.

Y se abalanzó encima mío. Esta vez mordió mi cuello. Y me dolió tanto, que llegué a empujarlo. Pero su fuerza de bestia era tan fuerte que no pude hacer tanto. 

Rasgó mi ropa, me quitó el gorro y me dejó tantas marcas como pudo con las uñas por todo el abdomen. Ken estaba saliéndose de control. ¿Cómo es que nunca se había puesto así con Rebecca?

Apenas alcancé a ver cómo la puerta se abrió y, a oscuras, alcanzaba a ver cómo unos ojos rojos se asomaban.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora