XI

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OMG. Llegamos a doscientas visualizaciones en menos de cuatro días😱. No sé si tenga un horario fijo para esta historia, pero las actualizaciones serán una o dos por semana. Disfruten los capítulos y gracias❤️.

Por cierto, me ayudaría mucho que compartieran mi historia con los amantes del Crenny. Me alegrarían mucho:3.

Ese mismo día acompañé a Kyle a su despedida. Se iría por tres semanas y él aún esperaba a que nadie se diera cuenta de su ausencia.

—Que no te dé un ataque cardiaco, Broflovski.

—Lo intentaré —respondió Kyle. Y se acercó a mí a darme un abrazo.

Le correspondí al instante, aunque me desagradaban demasiado los abrazos. Kyle lo sabía, por eso me molestaba con ello. Lo apreté con fuerza, hasta que él decidió alejarse por sí mismo.

En cuanto entró al camión y éste comenzó a avanzar, me di la vuelta, y comencé a caminar a paso lento.

La calle Bridge estaba a tan solo unos minutos, por lo que no me preocupé demasiado. De cualquier forma iba a verlo.

Ya estando cerca, localicé a Kenny sentado encima de la grabadora. Tenía un gran cuadernillo en su regazo y pasaba suavemente la punta de un lápiz puntiagudo por una de las hojas.

Me acerqué sigilosamente, tratando de que no se percatara de mi presencia. Él aún seguía dibujando, por lo que no me molesté en tomarlo de los hombros y gritarle:

—¡Hola, rubio!

—¡Ah! —gritó de vuelta, sacudiendo los hombros y escondiendo el cuadernillo entre sus piernas.

—¿Qué haces? —le pregunté, asomando mi cabeza por encima de su hombro, tratando de ver cualquier detalle sobre el dibujo. Sólo veía trazos grises por toda la hoja. Desde mi punto de vista no le encontraba forma. Pero estaba seguro de que le estaba quedando fascinante.

—Divirtiéndome. ¿Qué haces aquí?

—Vine a verte —dije. Tardé unos segundos en percatarme sobre lo que había dicho—. Quise decir... ¿Qué tal tu pie?

No sabía por qué iba la pregunta. Tan solo era cuestión de bajar la vista.

—¡Mierda, Kenny! ¡Necesitas ir al hospital ahora!

—Me recuperaré, Craig. No te preocupes.

Y realmente sentía como un ataque de pánico me invadía.

—¿Pueden quedarse tus hermanos solos un ratos?

Aquella pregunta lo tomó como desapercibido. Sonrió travieso.

—Claro, ¿por qué no?

—¿Puedes caminar?

—Eso creo.

—Entonces ven acá.

Comencé caminar a paso rápido. Por otro lado, Kenny cojeaba rápidamente, intentando alcanzarme. Nos dirigimos rápidamente al único hospital que había en la ciudad y nos metimos rápidamente.

—¿Qué haces? ¡Te dije que no hicieras esto!

—Cállate —le ordené, y seguimos caminando hasta llegar a la recepción—. Disculpe, señorita, mi amigo necesita un tratamiento u operación urgente en el pie —dije, refiriéndome a la enfermera que se encontraba del otro lado de la ventanilla. Tenía un aspecto terrífico y parecía más muerta que viva.

Ella intercambió miradas conmigo y con Kenny, y después a su teclado alternativamente. Comenzó a apretar diferentes botones del teclado. Letra por letra. Apuesto a que si hubiera escrito la palabra "Me como mis mocos" nos hubiéramos quedado allí hasta el fin del invierno.

La enfermera levantó la vista de nuevo y nos hizo una seña con la cabeza.

—Pasen por ahí.

Comenzamos a caminar hacia una puerta marrón.

—¿Cómo voy a pagar la operación? —me preguntó Kenny, llevándose las manos a las sienes, al parecer, frustrado.

—No te preocupes por eso. Yo invito.

Me miró incrédulo.

—¿Esto es una broma?

—Si lo quieres ver de esa forma, por mí no hay problema.

Entramos a aquella oficina.

Uno de los doctores que nos atendieron nos dio un tratamiento para el pie de Kenny, acompañado de un yeso enorme que le cubría desde el pie hasta la rodilla. Tras pagar las medicinas, nos dirigimos hasta la puerta principal. Tardamos ahí aproximadamente unas dos horas. Al salir, fue Kenny quien rompió el silencio.

—No sé cómo voy a pagarte —dijo—. Estoy seguro de que esto te hubo costado una fortuna.

Sonreí. Me parecía lindo que aún se preocupara por eso.

—Kenny, es en serio que si vuelves a quejarte de eso en voz alta de nuevo, te romperé el pie bueno. Te lo juro.

Oí cómo tragó saliva, y se retractó de lo que estaba a punto de decir.

—De todas formas, gracias.

Le sonreí de soslayo.

—Gracias a ti.

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora