XLV

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Sentí la brisa recorrerme por todo el cuerpo. Estaba al aire libre, sí. Pero, ¿por qué mierda tenía tanto frío?

Después de varios segundos me decidí por abrir los ojos. Al hacerlo, los cerré de nuevo. La luz penetrante del sol no me dejaba hacerlo. Intenté voltearme, pero al sentir aquellos picos suaves rozarme por todos lados, no pude creerlo. Simplemente bajé la mirada.

«Estoy. Puto. Desnudo.»

Probablemente parecía un fiestero de los viernes que acababa de levantarse de una resaca del día anterior. También la gente habría pensado que un negro de dos metros me había violado y que por eso sólo contaba con unos calzoncillos blancos puestos. Ese rubio travieso me había robado la ropa. Y quién sabe, tal vez había robado algo más...

... como mi billetera, tal vez.

Con ayuda de mis manos, me levanté del césped. Antes de hacer cualquier cosa, revisé la zona: estaba en el parque central de la ciudad. O bueno, no tan central. Si corría, llegaría en unos cinco o seis minutos a mi casa. El problema era lo que pensarían las personas al ver a un Dios griego desnudo corriendo por toda la acera. Digo, soy hermoso. Pero, ¿qué mierda?

Decidí comenzar a correr antes de que alguien más me viera, pero, cuando me di cuenta, mi teléfono yacía en el lugar en el que segundos antes había estado mi cuerpo. En segundos prendió y marqué al número de la casa.

—¿Kenny?

—Eres un imbécil.

—Te lo explicaré a detalle pero...

—No necesito explicaciones. Pero, ¿qué clase de amigo eres al no invitarme a esa fiesta? Estoy seguro de que ahora estás en el medio de un parque, semidesnudo y sin nada más. ¿O me equivoco?

Me lo pensé unos segundos.

—¿Estaría mal si digo que sí?

—No, hombre. La vida está hecha para divertirse. Pero la próxima vez que no invites, te castro. Ahora, dime, ¿en dónde coño estás?

South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora