South Park "Eres mío, Ángel" [Crenny]

XXIV

Abrí la portezuela del coche y salí de éste. Tras esperar a que Kenny abriera la puerta principal, me recargué en el marco.

—No debimos haber ido —dije con frustración—. Ahora tengo una cita no planeada.

—Relájate —replicó Kenny—. Es sólo una chica. La chica que amas.

«Uy, sí.»

—Además —prosiguió—. No parece una mala chica. Es guapa y agradable. Hablé con ella tan solo unos segundos y hasta llegué a pensar que me había enamorado. Después recordé que era tuya y se me pasó.

Nos adentramos rápidamente a la casa. Ya me había abrazado a mí mismo para ahuyentar el frío cuando Kenny volvió a hablar.

—Hey.

—¿Sí?

—Esa chica, la pelirroja.

—¿Qué tiene?

—¿Es ella tu novia?

—Ya no realmente. ¿Cómo sabías?

Suspiró.

—Mientras subía las escaleras, oí como se hablaban con odio. Si no era tu ex, entonces era tu hermana.

Aquel comentario me hizo sonreír. ¿Tan obvio era?

Dejé mi abrigo en el perchero.

—Pues sí, es mi ex.

—Está buena.

Me volví hacia él.

—¿Perdona?

—Digo, si no te molesta, me gustaría verla de nuevo. Es más, ¿por qué mejor no hacemos una cita doble mañana? Tú, Wendy, yo y tu ex.

—No creo que...

—No aceptaré un no como respuesta. Y no me hagas obligarte, por favor.

Negué con la cabeza.

—Un no es un no, Kenny.

Ya me había dado media vuelta para dirigirme hacia la habitación de Kenny cuando me tomó del pecho, empujándome hacia atrás para después acorralarme contra la pared. Sus brazos y sus manos ahora eran cárceles para mi cabeza: cada mano estaba de un lado, impidiéndome moverme. Su cuerpo, pegado al mío, me había dejado inmóvil. Y cualquier movimiento en falso que hiciera, haría que Kenny y yo, literalmente, nos besáramos.

—Entonces —dijo, y sentí como su aliento golpeaba mi rostro. Tenía un olor a chocolate con fresas—. ¿Qué dices, Craig? ¿Cita doble, mañana a las cinco?

Tragué saliva.

—Eso pensé.

Con cuidado, Kenny se alejó de mí, dejándome respirar. Se dirigió hasta su habitación y de ahí comenzó a desnudarse. Lo seguí.

—¿Q-qué haces?

—Por si no te has dado cuenta, duermo en calzoncillos, Craig.

«Lindo.»

No lo esperé. Tan solo me metí debajo de las sábanas y esperé a que apagara las luces.

—No voltees —me ordenó—. Hace calor y... por más que quieras, no me preguntes qué llevo puesto.

—¿Tan siquiera llevas puesto algo?

—Noup.

Abrí los ojos como platos. ¿Kenny estaba desnudo? ¿Dormiría al lado de un chico extremadamente candente desnudo? «Tierra, trágame. O bueno, mejor no. Dame ojos en la espalda.»

Las luces se apagaron, y el colchón de la cama se hundió del otro extremo. Kenny se juntó hacia mí, quedando pegado a mi cuerpo, sólo que a espaldas.

—Dulces sueños, Craig.